Un clamor en Gijón por el «fin de las manadas»
«Queremos que se vea que es un crimen, un atentado que tendrá consecuencias y no se tomará a la ligera»
EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Martes, 27 de julio 2021, 02:22
Lluna tiene dos años y una sonrisa preciosa que enseña bajo un flequillo azabache idéntico al de su madre, Noemí González, que sueña para su hija «un futuro en el que no se eduque normalizando que una relación sexual, en lugar de placentera, sea violenta para las mujeres; en el que no se piense que algo así pueda considerarse sexo consentido». En el que las chicas, cuando quedan de fiesta con amigos o desconocidos, «no se expongan a violaciones en manada». Ayer ambas, Lluna y Noemí, acudieron a la concentración que se celebró en la plaza Mayor de Gijón y en la que cientos de personas mostraron su solidaridad con las dos jóvenes presuntamente violadas, pidieron que se reconozca que lo ocurrido en la noche del viernes al sábado «es un crimen, un atentado que tendrá consecuencias y no se tomará a la ligera» y reclamaron el fin de la violencia machista.
Porque aunque «por desgracia parece algo casi cotidiano», como manifestaba la ovetense Natalia Montes, no debería serlo. «Es algo horrible, que no debería pasar y que encoge el corazón», más cuando, como ella, tienes casi la edad de las denunciantes. Tanto ella como su amiga Esther González han tenido estos días conversaciones en los que se culpabilizaba a las chicas: «Me decían, ¿quién les manda quedar con un desconocido? Pero la pregunta es quién les manda a ellos violarlas». Ángela Delgado, avilesina, también criticaba el que «parece que la tónica es que la mujer es la que provoca, la que propicia». «Siempre es la culpable de la agresión. Si lleva una minifalda porque la lleva, si toma una copa con un desconocido porque lo hace. No solo no avanzamos, sino que parece que retrocedemos», lamentaba esta mujer de 64 años que acudió a la concentración con otros amigos de su edad como Javier de la Fuente, para quien «la violencia es un problema que incumbe a toda la sociedad».
«Es un derecho de las mujeres ser libres de andar por la calle sin que pasen estas cosas», decía contundente el italiano residente en Gijón Yari Vezzoni.
«Pequeñas e impotentes»
Todos ellos, como el presidente del Principado, Adrián Barbón; la alcaldesa de Gijón, Ana González; la directora general de Igualdad, Nuria Varela y representantes de los partidos de la corporación municipal participaron en la protesta convocada por el Consejo de Mujeres de Gijón en la que se calificaron los acontecimientos de «atentado machista», se reclamó «el fin de las manadas» y se pidió «un mayor compromiso de la sociedad». «No por quedar con unos chicos para divertirse aceptas lo que ellos piensan y quieran», leyó Lucía Lobato, de Mujeres Jóvenes Asturias. «No se puede entender qué mueve a hombres jóvenes a pensar que los cuerpos de las mujeres son suyos para hacer y deshacer».
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A provocar que mujeres como la leonesa Ainara Centeno tengan que sentirse «pequeñas, impotentes, débiles y sin recursos» porque, como le ocurrió a ella hace unos años, traten de agredirlas sexualmente aun cuando entre amigas existen esos mecanismos de defensa como llamarse camino a casa, mandarse un mensaje o tener una clave.
«Iba por La Calzada, al teléfono, y un hombre me empujó contra una pared y se sacó su miembro. Logré zafarme, grité y salí corriendo», relataba ayer, aun con la piel de gallina aunque haya pasado tiempo. «Se creen con derecho a todo, más cuando están en grupo y si hay alcohol de por medio». Tardó en contarlo, decía, «por vergüenza».
«Sigo avisando a mis amigas cuando llego a casa y me parece horrible esa inseguridad: faltan recursos y educación», opinaba, mientras a su lado Miriam Prieto asentía y pedía «respuestas válidas para este tipo de casos por parte de las instituciones y cuerpos del Estado». «Sola y borracha, también quiero llegar a casa», añadía Centeno, replicando una de las consignas que se repitieron durante la concentración.
«Se creen impunes»
Esta y otras frases reivindicativas, como «yo elijo con quién me visto y con quién me desvisto», rezaba el manifiesto del Consejo de Mujeres, aluden a «comportamientos masculinos que son degradantes, faltos de empatía y llenos de abuso de poder». Para ponerles freno, reclamaron ayer la implementación de la asignatura de Educación Sexual Afectiva: «Es muy importante una educación basada en el respeto hacia la otra persona. La libertad sexual es una libertad de decisión basada en el deseo y el consentimiento».
Consentimiento que acaba cuando las mujeres dicen «no», «déjame marchar que no quiero seguir» o cualquier expresión similar. «Priman demasiadas veces los deseos de solo una parte, nuestros jóvenes creen que las chicas están a su servicio, que pueden pedir lo que quieran, que a ellas les gusta lo mismo que a ellos», criticaron. Y pidieron «que se ponga el foco en el aberrante acto de estos hombres que se creen impunes y no en lo que hacen o dejan de hacer unas chicas por la noche o el día».
Desde la organización proponen enviar mails de apoyo a las dos mujeres presuntamente agredidas. Los mensajes deberán incluir el asunto 'Campaña de apoyo #NoEstáisSolas' y dirigirse a la dirección institutoasturianodelamujer@asturias.org. El propio Instituto Asturiano de la Mujer se ha comprometido a hacer entrega de estos mensajes de apoyo a las supuestas víctimas. «No están solas, nosotras sí las creemos», remarcaba Beatriz García, portavoz de Libres y Combativas.
«Tengo una hija, hermanas, sobrinas... que merecen salir a la calle sin miedo. Mientras dos personas estén de acuerdo pueden hacer lo que quieran, pero 'no es no'», apuntaba por su parte el gijonés Guillermo Calvo, jubilado de 69 años. A sus hijas y nietas Cristina Rodríguez les insta a «salir a la calle sin miedo, que no se amedrenten. Ahora las mujeres somos más conscientes y decimos lo que sentimos». Contra las manadas, sororidad: «¡Si nos tocan a una, respondemos todas!».