El misterio del patio de Jacoby
Cuando Petra Alfayate, , apareció muerta en la casa de una echadora de cartas se dispararon los rumores
Lunes, 3 de octubre 2022, 00:22
Aquellas cosas se comentaban solo en los corrillos femeninos, tal era lo sensible de los hechos que llevaron a Petra Alfayate a morir. Y ahí fue, precisamente «en boca de mujer», como llegó a la redacción de EL COMERCIO, el 1 de octubre de 1922, que una joven sirvienta leonesa había aparecido muerta en la casa de una misteriosa echadora de cartas de mala fama que vivía en una chabola del patio de Jacoby, entre el 3 y el 5 de la calle Marqués de Casa Valdés. Días atrás, Alfayate había pedido unos días de vacaciones en el bar Jovellanos, sito en la calle del mismo nombre, donde trabajaba, supuestamente con la intención de regresar temporalmente a su La Bañeza natal. Pero no fue así. La cosa se hubiera quedado en agua de borrajas si no hubiera sido porque a Luis Porcel, el médico de turno, le sonó muy raro que varias personas trataran de persuadirle para certificar la muerte de la joven escribiendo como causa 'pulmonía'. Practicada la autopsia, Porcel descubrió una peritonitis y una septicemia causadas después de un sangrado masivo. El cadáver presentaba, además, el cuello uterino dilatado.
Y se disparó el rumor. Uno quieto, avergonzado, de los que se cuentan entre susurros. Cuando la autoridad investigó la vivienda de Ángeles Fernández, la pitonisa, descubrió un frasquito de láudano utilizado sabe Dios para qué, y las pruebas pertinentes como para inculpar a Fernández, al practicante Emilio Remis y a una mujer llamada Asunción Cadaveda, conocida públicamente por ayudar a 'desfacer' chiquillos a cambio de algunas monedas. Los rumores se confirmaban: a Petra Alfayate la había matado un aborto mal practicado, que, por fuerza, había debido dar como resulta el feto que ahora faltaba en su vientre. Pero este nunca se halló. «Se dijo que el feto había sido enterrado en una huerta del patio, y hasta se aseguraba que allí había tierra como recientemente removida». Pero nada. El misterio del patio de Jacoby se prolongaría varias semanas, y al cabo de unos meses, terminó por cerrarse en falso: las penas fueron ínfimas, y los acusados, pocos. Al menos según el rumor, que apuntaba a una auténtica trama organizada. ¿Estaría en lo cierto otra vez?