Partituras mágicas en Gijón
Actuó en la Sociedad Filarmónica Gijonesa la pianista antillana Dulce María Serret, fundadora del Conservatorio de Santiago de Cuba
Jueves, 29 de septiembre 2022, 00:33
Fue un lujo para «los inteligentes y aficionados a la música, habituales concurrentes a los conciertos de la Filarmónica», y eso que ya estaban más que acostumbrados a visitas ilustres, que los visitase, a ellos como a la ciudad, Dulce María Serret hace hoy exactamente un siglo. Pianista y profesora de música nacida en 1898, contaba por tanto 24 años recién cumplidos cuando vino a Gijón, y destacaba ya en los círculos culturales europeos desde que, y a partir de 1920, se fuera a residir a Francia. Previamente, Serret había sido una niña prodigio; becaria del Ayuntamiento de La Habana para estudiar música en Madrid y, en fin, pianista de éxito aquí y acullá.
Y ahora, por fin, Serret llegaba a Gijón. Eso sí, por su propia voluntad, ya que fue ella la que se ofreciera a la Sociedad Filarmónica para dar el concierto. «Correspondiendo a ese ofrecimiento», contamos desde EL COMERCIO, «la Directiva de dicha Sociedad, de acuerdo con la encantadora artista, quiso que el concierto de Dulce María Serret sirviera para inaugurar la campaña de este invierno, que el año actual, con tal motivo, se adelanta un poco». Y salió bien la jugada, porque todos los críticos coincidirían en señalar, al día siguiente, que el recital de Serret fue «un regalo espléndido». «Dulce María Serret, artista exquisita que sabe sentir las bellas páginas musicales que ejecuta y pone su alma en la interpretación de estas obras, hizo que al conjuro mágico de su labor, su emoción y su fervor por el arte se comunicara al público, que la aplaudió con verdadero entusiasmo».
Fue magistral tocando a Schumann y a Chopin, «por quienes se advierte que ella siente devoción grandísima». Casi podría decirse que el Jovellanos se quedó pequeño para albergar su dominio y maestría pero, sobre todo, lo conmovedor de su música. «Así sabe dar a la interpretación un algo personal», aseguramos. «Ella pone toda su alma en su labor». Tanto fue así, que Serret -que vivió hasta los 90 años- consagró su vida a la música, fundando el Conservatorio de Santiago de Cuba en 1927. Allí permanecería casi toda su vida. La magia de la música, una auténtica pasión.