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Guardia civiles y sanitarios trasladan el cadáver hacia uno de los vehículos de rescate, en el acceso de la playa de Cegoñas. DAMIÁN ARIENZA

Un paseante encuentra el cadáver de Chano Castañón en la playa de Cegoñas

El hostelero había desaparecido anteayer cuando pescaba en la playa de As Illas, a kilómetro y medio de donde fue hallado

MARCO MENÉNDEZ

RIBADEO (LUGO).

Viernes, 20 de octubre 2017, 01:45

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Un hombre que pasaba por la carretera que conduce a la antigua cetárea de Rinlo, en el municipio lucense de Ribadeo, encontró ayer el cuerpo sin vida de Luciano 'Chano' Castañón en la playa de Cegoñas. Eran las 12.30 horas cuando la Guardia Civil recibió el aviso. Los agentes solo tardaron unos minutos en confirmar que el cadáver hallado era el del hostelero gijonés, quien había desaparecido la víspera, por la mañana, cuando estaba pescando en la cercana playa de As Illas, anexa a la famosísima de Las Catedrales. Chano, de 62 años, regentaba junto a su hermano Ángel el conocido Café Gregorio, en la esquina de las calle de Ezcurdia y La Playa, uno de los establecimientos hosteleros de más solera del barrio de La Arena.

La búsqueda se había centrado hasta ese momento en el conjunto que forman las playas de As Illas y As Catedrais, que cuentan con numerosas cuevas y pozos. Efectivos de la Benemérita rastreaban la zona a pie, aprovechando la bajamar, mientras dos embarcaciones de Salvamento Marítimo, otra de Cruz Roja Española y el helicóptero 'Pesca 2' se encargaban de buscar en la mar. Fue cuando estaban a punto de llegar los efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de La Coruña, con el objetivo de revisar los pozos en los que podría haber quedado enganchado el cuerpo de Castañón, cuando la Benemérita recibió el aviso con el que terminaría la incertidumbre. «Una persona ha comunicado que ha visto un cadáver y que corresponde a un hombre», indicaba la radio de la Guardia Civil.

Fue en ese momento cuando el dispositivo de búsqueda se trasladó de inmediato a Cegoñas, una cala profunda, estrecha y de difícil acceso situada junto a la antigua cetárea de Rinlo. El cuerpo se había desplazado apenas un kilómetro y medio, hasta quedar depositado sobre los 'regodones' que conforman la playa, a unos seis metros de la línea de agua. «Lo traerían la corriente y el viento que hubo ayer, y la pleamar lo dejaría en la playa», aventuraban los agentes.

Sea como fuere, primero se trató de recuperar el cuerpo con una lancha neumática por la mar, lo que rápidamente se descartó. La segunda opción era la de izar el cuerpo con la grúa del 'Pesca 2' para trasladarlo a tierra firme, pero el hecho de que el equipo forense tenía que hacer un reportaje fotográfico de la escena y que al helicóptero le quedaba poco combustible -la aeronave tiene base en Celeiro-Vivero (Lugo)-, hizo inviable estas opciones. Por eso, se decidió rescatar el cuerpo por tierra, a través del difícil acceso a la cala. En la operación intervinieron efectivos de una UVI-móvil desplazada al lugar, la Guardia Civil y Cruz Roja Española. Entre varias personas pudieron subir el cuerpo a la carretera donde estaban aparcados los vehículos de emergencia. A las 13.30 se terminó la amarga espera, después de 24 horas intensa búsqueda del cuerpo de Chano Castañón.

La operación de rescate fue seguida muy de cerca por dos de sus más íntimos amigos; Isidro López y José Luis Álvarez. El primero, con mucha tristeza, explicó a EL COMERCIO sus vivencias en común: «Pescamos lubinas juntos en esta playa varias veces».

«La mar estaba tranquila»

Aún es pronto para saber qué le pudo haber pasado a Chano Castañón, un avezado pescador y muy conocedor de la zona, donde iba de manera asidua desde hace doce años. Todos los presentes en el lugar estaban seguros de que había caído al agua por un mareo o por un mal paso. Manuel Gil, vecino de la zona, explicó que «la playa no es peligrosa ni tiene mucha corriente. Ayer -por el miércoles- estaba bastante tranquila, con el agua muy clara». Otro vecino, Elder Reis, apuntó que «se baraja que se cayera y pudiera haber quedado atrapado en uno de los pozos que hay por aquí, que tienen unos cinco metros de profundidad».

La misma teoría tiene uno de sus más íntimos amigos, Arturo Fernández Domingo, quien compartió muchas horas de pesca con Chano. «Conociéndolo, o de dio un mareo o algo parecido, o resbaló. Si llevaba vadeadores, se llenan de agua y te vas al fondo».

Chano y su esposa Mercedes acudían a esta zona de forma regular desde hace doce años. No en vano, tienen una caravana en el camping de Benquerencia, anexo a la playa de As Illas. Allí llegaron entonces, junto a sus amigos Arturo Fernández Domingo y Javier Sanz, y sus respectivas esposas, después de que tuvieran que abandonar el camping de Rodiles debido a la aplicación de la Ley de Costas.

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