«Pelayo es un guerrero gijonudo»

A los ojos de un niño la estatua de Don Pelayo se muestra imponente con su corona y su escudo empuñando la cruz que todos relacionan con Asturias. Hasta el más pequeño y el más grande reconoce su figura y su plaza del Marqués. Hermanos y primos se reúnen para celebrar «el cumpleaños de un guerrero». Los Álvarez -Illán (14), Yago (12) y Nora (8), como los Fernández, Adrián (12), Álvaro (11) y Lola (6)- recuerdan pinceladas del origen del monarca, bien porque lo han aprendido en el colegio, a través de sus profesores, o porque sus padres le han contado la historia.

Nora, con su amplia sonrisa, se atreve a resumir este origen de cuando «Pelayo logró ser el vencedor de la batalla de Covadonga» y su hermano mayor Illán añade que también «fue el primer monarca del Reino de Asturias». Estas descripciones también le suenan a Adrián, que alguna vez lo llegó a escuchar en sus clases de asturiano y se pregunta: «¿Este era el que no dejó entrar a los musulmanes?». Los demás asienten.

A la pequeña de la familia, Lola, le llaman la atención las inscripciones grabadas en latín y se pregunta por su significado. Alguien le cuenta que son por su homenaje. Entonces ella, descubre de una carpeta un dibujo al que le ha puesto mucho empeño. «Esto es por su cumpleaños», cuenta orgullosa de su obra de arte. Lo mismo hace su prima Nora, quien tuvo la misma idea, retratando al monarca saludando con el color azul como protagonista. «Pelayo siempre ha estado aquí saludándonos cuando pasábamos por su plaza», explica.

Los hermanos y primos también recuerdan a un Pelayo disfrazado de Mafalda y hasta de princesa. Algunas risas se hacen eco mientras se acuerdan. También señalan las fauces de los leones, que cubren alrededor la fuente. «Estos también son reyes leones», cuenta Lola.

Pero si tuvieran que describir a Pelayo con una sola palabra, ¿cuál sería? «Esperanza», subraya Illán, el mayor de todos. Y otros añaden: «Guerrero, rey, confianza, luchador...». Para Lola es ante todo «un gijonudo», proclama la pequeña con seguridad.

En la plaza del 6 de agosto, junto a la estatua de Gaspar Melchor de Jovellanos, Alba Brion y Ángela Núñez, de 8 años, celebran también los 130 años de esta estatua. Al igual que los hermanos Crespo, Vega, de 6, y Javi, de 4. Aunque algunos sientan cierta predilección por el monarca como Javi, que, con ayuda de su hermana, sabe que fue rey y que fue un guerrero porque a él también le gustan las batallas. Su hermana, al contrario, reconoce el origen de ambas figuras, más aún la de Jovellanos. «Ese es también mi cole», cuenta risueña, señalando, además, que «Jovellanos fue un político, escritor y poeta».

Alba y Ángela también quisieron hacer un regalo, retratando a Jovellanos delante de su teatro y a Pelayo empuñando la cruz de la victoria. Cada una con su preferido, pero sabiendo quiénes fueron los dos. Uno rey y otro escritor y político. Este último, explican, «está por todas partes y en todos». «Tiene su teatro, su colegio, su instituto y hasta su biblioteca», menciona Alba que dibujó el teatro, para ella lo más reconocible de la ciudad.

No es de extrañar que cualquier gijonés tenga su foto de recuerdo tanto en Jovellanos como en Pelayo. De hecho, hasta los más pequeños alguna vez se han paseado por allí para inmortalizar el momento y correr a sentarse en los escalones de Jovellanos o bailar en el entorno de la plaza del Marqués con un Pelayo disfrazado en Antroxu. El ejemplo son estos niños que, a través de la memoria histórica trasladada por sus padres, saben algunas de las hazañas del origen de ambas figuras, ya bien sea porque les suena de oídas o porque su curiosidad les ha llevado a querer saber incluso más. Pero lo que está claro, tal y como entiende Vega, es que «son figuras muy importantes para todos. Son las figuras de Asturias».

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