«Es vergonzoso, ¡con un móvil!»
Con la presidenta regional a la escucha, la última asamblea del PP local reflejó la situación de un partido sacudido por las grabaciones
Como en las películas de misterio, el guion del Partido Popular en Gijón siempre deja tras de sí una estela que abre la puerta ... a comentarios y todo tipo de cábalas sobre la pureza de sus formas y de sus entresijos. Congresos fallidos, sede cerrada o bajo mínimos, dineros internos que no aparecen o afiliaciones fantasmas, son solo algunos ejemplos de una organización acostumbrada ya a vivir sobre el alambre y en la que, de forma cíclica, alguna chispa hace saltar todas las alarmas. La abrupta salida del partido del ya ex presidente local Mariano Marín es un ejemplo más de este sin vivir en el que transitan los cada vez menos afiliados y que, en muchas ocasiones, tiene todos los condimentos necesarios para desarrollar la trama de una novela negra.
Marín se fue, pero ni mucho menos con su salida del partido, sobre todo en la forma en que se produjo, se puede dar por suturada la herida del PP de Gijón. En la última junta local llovieron los reproches y las acusaciones al ya ex presidente con una exigencia casi unánime para que dejara el cargo. Todos, hasta cuarenta miembros de la citada junta, unieron sus fuerzas y sus mejores dotes de oratoria para empujar a Marín a cerrar la puerta por fuera. No lo consiguieron. El término dimisión no se encontraba, ni encuentra, entre los preferidos de Marín que, al final, días después y previa apertura de expediente disciplinario, se fue del partido.
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Ejercicio de derribo
Pero la junta directiva de referencia, además de un más que previsible ejercicio de derribo del ya expresidente, aportó otros elementos de esos que ponen los dientes largos a los guionistas de una película cuando se trata de mantener en vilo a los espectadores. Vamos, que nadie se pierda la siguiente toma porque se puede quedar descolgado de la trama. Por mor del coronavirus, las juntas directivas no son presenciales y todos los intervinientes tienen que estar conectados, como se sabe, a una pantallita. Salen en la imagen y hablan cuando se les dice y ni siquiera levantar la mano y pedir vez sirve de gran cosa si no se cuenta con el beneplácito del administrador de las imágenes. Todo depende del administrador, incluso los micrófonos, y la falta de pericia puede llegar a traducirse en patinazos.
El ejemplo está servido. Esa junta local tuvo, al menos parcialmente, unos invitados imprevistos que Mariano Marín desconocía. Una grabación a la que tuvo acceso EL COMERCIO pone a las claras que tanto la presidenta regional del PP, Teresa Mallada, como el presidente del Comité de Derechos y Garantías del partido y asesor jurídico del grupo parlamentario, Juan José Fernández, estuvieron presentes en algún momento de la junta, al lado del secretario general del PP de Gijón, Pablo González. De hecho, al terminar una de las intervenciones de este último, se escucha en la grabación decir a Teresa Mallada: «Con un móvil. Es vergonzoso. Es una falta de respeto a la junta», refrendando el comentario de Fernández sobre el hecho de que Marín estuviera siguiendo los acontecimientos por teléfono. Alguien no cerró el micrófono en esa conexión. La técnica juega estas malas pasadas.
La presencia de Juan José Fernández sorprende, como afiliado en Aller, pero no la de Mallada, aunque no se llegó a ver en las imágenes, ni el entonces presidente de Gijón la conocía. Fue después, cuando a través de una grabación, comprobó este extremo. Mallada y su equipo regional manifestaron las últimas semanas que no iban a intervenir en las decisiones de la junta local de Gijón en relación con el futuro por lo que a Marín le sorprendió descubrir la presencia fuera de cámara de la presidenta regional en la junta al lado del secretario general de Gijón y su número dos en el Parlamento, Pablo González. No fue un momento concreto de la junta directiva, a la que por otra parte hubiera tenido todo el derecho de acudir, presidiéndola además, con el paso previo de notificarlo al por entonces presidente local.
Y es que las grabaciones, como si de una película de espías se tratara, parecen estar a la orden del día en el PP. En esta ocasión fue un micrófono inoportuno quien delató la, para Marín, inesperada presencia de Mallada en su junta local, pero en los mentideros del partido también corre como la pólvora el comentario de que Marín fue provisto de una grabadora a la ya famosa reunión que tuvo a mediados de enero con Mallada y el secretario general del partido en Oviedo. En ella, Marín detalló luego en una rueda de prensa que las críticas fueron la tónica general. Sostiene que Mallada le dijo: «Tú estás ahora en la presidencia para hacer el ridículo». Como suele suceder en este tipo de encuentros, las interpretaciones son muy diferentes por las dos partes en litigio. El problema es si existe una grabación. Con el PP nunca se puede decir la última palabra.
Incierto desenlace
Ahora, con Marín fuera de juego, parece que no será fácil poner de acuerdo a los jugadores que intervinieron en el partido contra el ex presidente. Conseguido el objetivo, cada cual vuelve a su barricada y nadie sabe en qué va a terminar esta disputa por el trono. Hasta se dice que puede ser un trono compartido. La incertidumbre no va a durar mucho. A principios de la próxima semana, Génova mediante, se da por segura la 'fumata blanca' en la que tiene todos los papeles para llevarse la púrpura Pablo González. Otra cuestión es saber los cardenales que tendrá en su curia, y de qué familias. Todo puede pasar, hasta que el portavoz no pueda, o no quiera, pronunciarse sobre todo lo que está sucediendo en su junta local.
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