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Las ventas de productos usados se han trasladado al aparcamiento de El Molinón. FOTOS: JUAN CARLOS TUERO

El Rastro regresa bullicioso con doble ubicación, mascarillas y más controles

El mercado ambulante más grande de Asturias se instala también junto a El Molinón recuperando el ambiente dominguero de siempre

MARÍA CIDÓN KIERNAN

GIJÓN.

Lunes, 15 de junio 2020, 01:19

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Volvió el Rastro con sus puestos de ropa, los artículos de segunda mano, el olor a churros y encurtidos y las ventas de los productos de la huerta. Los visitantes y compradores disfrutaron de una mañana soleada, con más espacio del habitual para pasear entre los puestos, con controles de entrada y salida flanqueados por los agentes de la Policía Local y con la obligatoriedad de usar la mascarilla.

Los asiduos agradecieron la vuelta de los comerciantes aunque estos no se encontraran en su ubicación actual. De hecho, se notaba el mayor espacio entre puestos, separados por una plaza de aparcamiento.

Fernando Guiote paseaba con su perro entre los brazos y observaba los puestos de artículos usados, los que ahora ocupan el aparcamiento de El Molinón, en la parte próxima al río Piles. Para él «así se ven mejor las ventas. Yo vengo todos los domingos y he descubierto algunos puestos que antes, por estar tan juntos, no alcanzaba a ver».

Entre los vendedores, las opiniones fueron muy diversas. La mayoría agradecieron el retorno después de tres meses sin salir a vender, aunque mostraban sus reservas sobre la adaptación a esta 'nueva normalidad'. «Separar el Rastro en dos secciones es perjudicial, no se vende tanto porque la chatarra está para allá y la gente ya no viene para acá», dijo Manuel Ángel Iglesias, señalando hacia el aparcamiento de El Molinón, donde desde ayer se colocan los puestos de objetos de segunda mano. Iglesias lleva más de 23 años vendiendo en el Rastro, ahora desde un puesto al fondo del aparcamiento del Palacio de Deportes de La Guía.

«Oye, ¿los huevos son curiosucos?, le preguntó una compradora a Iglesias mientras colocaba unas lechugas grandes en cajas. «Son de pites felices», respondió el vendedor. «Pues tenían que cantar», respondió otra interesada en los huevos, quien aprovechó para quejarse por el precio del kilo de los guisantes.

En el ambiente de esta cita dominical se respiraba cierta normalidad a pesar de las mascarillas, los geles hidroalcohólicos en cada puesto, los guantes y las distancias de seguridad. Había churrerías móviles, como 'Esmeralda', de Manolo Gutiérrez Santos; ventas de coleccionistas, donde ya «se echaba de menos estar entre la gente», dijo Manuel Hernández Collado; y objetos de todo tipo sobre lonas tendidas en el suelo, donde los vendedores animaban a los curiosos: «Venga, que estamos regalando y no es broma».

Parcelas distintas

Manolo Gabarri, de la Plataforma Sindical de Venta Ambulante, preferiría que todos los puestos se hubieran quedado como siempre tras el Palacio de Deportes, pero respeta la decisión técnica consensuada con el Ayuntamiento. El principal problema es que, al abrir espacios, se encuentran en parcelas distintas a las habituales y muchos han perdido las esquinas, donde la venta se expone de forma más atractiva para los compradores.

«Las esquinas deben volver a sus espacios, aunque tengamos que perder medio metro de puesto cada uno», explicaba Gabarri pensando en los reajustes que se harán para la cita del 21 de junio, con reducción de la distancia de seguridad, a solo 1,5 metros, puntualizaba.

Para supervisar el buen desarrollo del Rastro, Salomé Díaz Toral, concejala de Participación Ciudadana, Mercados y Consumo, acudió a la zona y habló con los policías que vigilaron desde primera hora de la mañana la instalación de los puestos en sus nuevas ubicaciones. «Esta etapa es algo excepcional para todos, estamos intentando salir adelante de la mejor manera posible», respondía a los comerciantes que le compartieron sus dificultades durante la primera jornada tras el confinamiento.

La normativa de la fase tres solo permitía instalar el 50% de ventas, «por eso optamos por ampliar el espacio a este aparcamiento y con los huecos libres que quedaron detrás del Palacio de Deportes se logró mantener la distancia de seguridad».

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