«La reordenación de líneas incluirá las aportaciones de la ciudad»

-Tras la polémica por la reordenación de las líneas, ¿ha quedado todo parado o sigue adelante?

-El proceso no está parado. Creo que en EMTUSA tenemos que aprender a comunicar mejor. Cuando detectamos la necesidad de adaptar la red de líneas a una ciudad tan cambiada como Gijón, lo que hacemos es aprovechar los fondos europeos, que nos brindan una oportunidad histórica de hacer cosas al 10% de su coste. Pero si te pones en manos de un proyecto europeo, te sometes a sus plazos.

-Entonces, ¿cómo sigue el proceso?

-En enero presentamos una propuesta de red y ahora todas las entidades y colectivos pueden opinar. Después devolveremos el trabajo a la consultora, pero matizado con las mejoras que nos puedan aportar. A partir del 15 de mayo, está contratado un paquete de 150 horas para que nos devuelvan el trabajo de la reordenación de líneas, que incluirá las mejoras que haya aportado la ciudad.

-Entonces, ¿a qué se debe esta confusión?

-Alguien pudo interpretar que lo que se presentó en enero era automáticamente lo que se iba a poner en la calle y nunca fue eso. Otra cuestión que se debate mucho era sobre si era el mejor o el peor tiempo, pero los tiempos los marca Europa, no nosotros.

-¿Para cuándo prevén que esté todo culminado?, porque habla de 150 horas de trabajo...

-Por hacer una estimación, en la primera mitad del año. Pero también quiero aclarar que este estudio no se ha hecho de espaldas a la gente, sino que se trata de una parte que tiene que ver con la cantidad ingente de datos que tenemos. La opinión humana tiene que venir a continuación.

-¿Hubo confusión o desinformación?

-Prefiero pensar que nosotros tenemos que mejorar en la comunicación, porque no conseguimos mandar el mensaje. Además, coinciden ciertos tiempos, como las elecciones o las negociaciones del convenio colectivo, pero los únicos plazos que pautan estos trabajos son los de Europa.

-Una de las principales críticas se centra en el servicio en la zona rural. ¿Qué tiene que decir?

-Trabajamos en lo que denominamos el transporte a la demanda. La zona rural es muy extensa y con una densidad de población muy baja. No soporta un servicio regular como el del casco urbano. Hemos identificado nueve trayectos donde, a través de un vehículo compartido, la gente podrá solicitar un viaje con una antelación de horas.

-¿En la zona rural pueden estar tranquilos?

-El transporte es una cuestión muy sensible. Todo el mundo tiene demandas y razones. Nadie discute eso. Pero el problema es que tenemos que acomodar los recursos a las realidades. Tenemos que buscar el mayor bien común,

-La empresa también tiene que afrontar ahora la electrificación de su flota para alcanzar las cero emisiones...

-Si, pero hay dos problemas. Uno es el coste, pues los vehículos pueden llegar a duplicar a los de diésel. Y el otro es que las baterías tienen una autonomía finita. Trabajamos con un estándar de 16 horas en la calle y los vehículos eléctricos tienen que estar alimentados. Nos hemos presentado a un proyecto europeo para electrificar toda la cochera e incorporar cuatro vehículos eléctricos articulados. Estamos a la espera de que se resuelva la convocatoria.

-¿Están recuperando los viajeros previos a la pandemia?

-Cerramos 2019 con casi 19 millones de viajeros. Los meses de enero y febrero de 2020 fueron históricos en cuanto a crecimiento y luego llegó marzo. Con la reducción de las tarifas del 50% en septiembre pasado hemos recuperado prácticamente los niveles de 2019 y en enero y febrero tuvimos 539.000 viajeros más que el año pasado. Nuestra oferta ya es la misma y tenemos la esperanza de recuperar este año los viajeros que teníamos en 2019. Además, no hay excusa económica para no usar el transporte.

-Otro asunto que siempre se le achaca a EMTUSA es que el Ayuntamiento le tiene que hacer aportaciones económicas. ¿No puede ser rentable?

-Hay que definir qué es rentable. ¿Generar más ingresos que gastos? Evidentemente, eso no va a pasar nunca en EMTUSA por las características del servicio. Lo que hacemos es gestionar los recursos, pero es una empresa sólida desde el punto de vista económico. Y eso a pesar de la crisis energética, con incrementos nunca vistos del 65% en el precio del gasóleo.