Crimen de Gijón | «Estamos seguros de que fue él; se volvió agresivo cuando ella le dejó»

Todavía en estado de shock por lo ocurrido, Francisco Dacuña, el único hermano de Lorena, la mujer asesinada en La Calzada, sigue sin poder asumir la repentina pérdida. Muy unido a la víctima, con la que tanto él como su mujer mantenían una relación prácticamente diaria, no alberga dudas sobre que José M. S. M., su expareja y principal sospechoso, está tras la autoría del crimen. «Estamos seguros de que fue él. Ella lo dejó hace unos meses y desde entonces se volvió muy agresivo. Fue ahí cuando se vio su lado oscuro. Ahora nos damos cuenta que, en realidad, no sabíamos nada de él», aseguró ayer a EL COMERCIO, frente a la vivienda donde su esposa encontró el cadáver de Lorena tumbado en la cama con dos heridas de arma blanca en la zona del abdomen.

«Nos extrañó que no hubiera ido al trabajo porque nunca faltaba. No nos contestaba, así que vinimos con una copia de las llaves que nos dio cuando lo dejó con él», rememora Dacuña, quien no fue consciente del carácter conflictivo del sospechoso hasta que fue demasiado tarde. «Siempre se portó bien con ella mientras estuvieron juntos. Cocinaba, la trataba bien... Tenían una relación como la de un matrimonio cualquiera», asegura.

Sin embargo, la actitud del hombre dio un giro radical después de que ella terminase la relación y le pidiese que abandonara el domicilio de la calle Callao, en La Calzada. «La insultaba y no paraba de mandarla mensajes. Ella decidió bloquearle de las redes sociales y, para mí, ese pudo ser el detonante para que decidiese matarla», explica el hermano de Lorena, a quien describe como una persona con gran carácter. «Era una mujer valiente, feminista y que no tenía enemigos. Podía con todo», recordaba ayer con gesto emocionado.

La relación entre ambos hermanos siempre había sido buena, pero se intensificó más si cabe tras el fallecimiento de sus padres. De hecho, amigas de la víctima aseguran que esta sentía auténtica adoración por su sobrina, a la que llevaba a su casa de forma habitual.

Respecto a José M. S. M., el cual continúa en paradero desconocido desde que el pasado sábado fuese visto por última vez, el hermano de Lorena da por hecho que se ha dado a la fuga. «No sabemos dónde puede estar, pero teniendo en cuenta que la asesinó el domingo de madrugada, tuvo todo el día para irse a la otra punta de España. Solo espero que lo encuentren y que pague por lo que hizo», afirma quien desconocía por completo los antecedentes penales del sospechoso. «Nos había dicho algo de un problema que había tenido una vez con un coche. Tampoco sabíamos de parejas anteriores o si tenía hijos. Nos engañó a todos», insiste con una mezcla de frustración y la pena. «Sí es cierto que salía de fiesta, se emborrachaba y faltaba al trabajo», asegura, no obstante, especto a la conflictividad laboral de la que dan cuenta los despidos que acumulaba el presunto asesino.

Quienes conocían algo mejor la situación por la que atravesaba Lorena con su expareja era las amigas de esta, a las que incluso días antes de ser asesinada trasmitió su preocupación. «Fue a tomar algo con un amigo y él se enteró. La empezó a llamar y acosar. Le dijimos que denunciase, pero no quiso», lamentaban sus amigas, incapaces todavía de asumir lo sucedido.

«Él no saludaba nunca, te lo cruzabas y pasaba de largo sin decir nada. Era todo lo contrario a ella, que siempre sonreía, alegre y educada. La última vez que la vimos fue el jueves», contaba ayer una de las vecinas del edificio, quien asegura no haber oído nada en las horas sobre las que los investigadores, pendientes de lo que revele la autopsia, sitúan el crimen.