«Gijón debería ser la capital mundial de la sidra y no Frankfurt ni San Sebastián»

-¿Qué supuso para usted que Camín se alzase con el galardón a la mejor sidra del festival?

-El premio significó que la nuestra era una de las mejores que había en la fiesta, así que disfruté mucho el momento.

-¿En qué se diferencia Camín de Trabanco?

-No es una sidra diferente la que hacemos para Trabanco y para Camín. Simplemente, la marca Camín la hicimos hace muchos años ya, destinada a los canales de alimentación, de hecho, nunca la tuvimos en restauración. Aunque es cierto que, hace un mes, sacamos una línea de Sidra Camín sin alcohol para los restaurantes. Tenemos puesta mucha ilusión en ese producto.

-El domingo los miembros del jurado aseguraban que había sido un año muy complicado para los productores de sidra, ¿con qué problemas se encontraron?

-Fue un año complicado porque hubo poca manzana, así que había que pagar más para conseguirla. El mayor problema fue económico. Igualmente, nosotros prensamos lo que necesitábamos, así que no vamos a tener ningún problema de suministro con nuestros clientes en ninguno de nuestros productos. En cuanto a calidad, fue zumo con bastante concentración de azúcares y con bastante grado alcohólico, pero tampoco nos causó ningún problema.

-¿Cómo ve el consumo de sidra en Asturias? ¿Se bebe menos que antes?

-Desde 2015, está bajando paulatinamente el consumo de sidra. Yo creo que va en beneficio de bebidas más individuales como la cerveza. La sidra siempre fue un producto para compartir entre amigos y familia y la gente ahora se está haciendo más individualista. Los amigos ya no se juntan tanto para conversar porque hablan a través del teléfono y de las redes sociales. En cambio, a nivel nacional, la sidra está creciendo. Todos los turistas que recibimos consumen sidra aquí y también es un producto que tienen al alcance en cualquier parte de España. Hace diez años era difícil encontrar sidra, pero ahora todas las superficies de alimentación tienen varias marcas.

«Por las venas»

-¿Deberían hacerse campañas publicitarias para fomentar su consumo?

-Totalmente. Estoy plenamente convencido y, dentro de la Asociación de Sidra de Asturias, siempre insisto en ello. Tenemos que hacer campañas genéricas, que no sean solo para las de Denominación de Origen, sino que también publiciten el consumo de sidra y que se refuercen los lazos de unión con la cultura, la historia y la tradición. La sidra debe seguir corriendo por las venas de los asturianos.

-¿Notan que fiestas como la de Gijón son un revulsivo para el sector?

-Todos los certámenes que se hagan son positivos y el de Gijón, por supuesto, también lo es. Gijón tendría que ser la capital mundial de la sidra y no dejárselo a Frankfurt o a San Sebastián. Lo creo así por el número de llagares que tiene, por la cantidad de litros que se elaboran -es el municipio de España en el que más se produce, con diferencia- y por el consumo de sidra que hay en la ciudad. Igualmente, todos los certámenes son buenos. Hace poco estuve en el de Navia y era increíble el ambiente.

-Hablaba antes de sidra sin alcohol, ¿es importante estar constantemente innovando?

-Por supuesto. Estuvimos meses desarrollando ese producto porque, nos guste o no nos guste, llegamos a una edad en la que te dicen que no bebas alcohol. Una persona que con sesenta años bebía todos los días cuatro o cinco botellas de sidra, con setenta se encuentra con que el médico le dice que no puede. Pues esa persona tiene que poder tener una botella de sidra sin alcohol, que el médico se lo va a permitir y además se lo van a recomendar.

-El domingo recogió el premio junto a la cuarta generación, ¿cómo le gustaría ver la marca dentro de veinte años?

-Como la vi estos veinte últimos. Creo que esta generación tiene ilusión y ganas, me lo demuestran día a día.