972 sillas vacías en el paseo de Begoña en nombre de las mujeres asesinadas
El Pleno de Gijón expresa su «rechazo total» al maltrato y pide «dejar de ser valientes, para empezar a ser libres»
CHELO TUYA
GIJÓN.
Lunes, 26 de noviembre 2018, 05:55
En el paseo de Begoña había ayer 972 sillas vacías. Una por cada mujer asesinada a causa de la violencia de género desde que en el año 2003 comenzaran a contabilizarse. Cinco estremecedoras hileras de asientos blancos, cada uno con su nombre, 972 nombres femeninos que unían la iglesia de los Capuchinos con el Dindurra. Se guardaba sitio para María Isabel, que murió en León, a los 63 años, tiroteada por su marido; para Marta, estrangulada por su pareja en Madrid a los 47 años. Para la gijonesa Paz, cuya pista se perdió en Navia la tarde del 13 de febrero. Tenía 43 años cuando fue asesinada a golpes, presuntamente por Javier Ledo, quien se definía como «su amigo». Cuando calló la música, el nombre de Paz, y el eco de su historia, fue el primero que resonó desde el quiosco de música.
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Carmen Moriyón encabezó con ella la lectura homenaje al casi medio centenar de mujeres asesinadas en lo que va de año por sus parejas o exparejas. Tras la alcaldesa, pusieron voz a las que ya no están los portavoces municipales de PSOE, Xixón Sí Puede, PP y Ciudadanos, acompañados de responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, portavoces del sector jurídico, así como de entidades de ayuda a las víctimas y familiares de estas últimas. Uno a uno leyeron una lista cruel y eterna que cerraban los seis menores que perdieron la vida a manos de esta herida supurante que es la violencia de género. Cada nombre iba escrito en un lazo malva que luego se colgaba en un árbol, en un ritual que con rostro compungido observaban y escuchaban casi tantas personas como sillas vacías había.
Previamente, la periodista de EL COMERCIO Eugenia García leyó la declaración institucional del Pleno del Ayuntamiento gijonés que muestra el «rechazo total» a la violencia machista, «una lacra enraizada en lo más profundo de nuestra sociedad» que deja tras de sí un reguero de víctimas. Pide el Consistorio «dejar de ser valientes, para empezar a ser libres» y lograr alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres.
El Pleno municipal se puso a disposición de quienes «suplican y reclaman, desde la desesperación, estrategias de sensibilización y prevención, atención, asesoramiento, acompañamiento y protección». Medidas que ayuden a liberarlas de la amenaza y el horror que las atenaza. Con el mismo ímpetu, hizo un llamamiento para «que seamos capaces de avanzar» en el cumplimiento del Pacto de Estado en materia de violencia de género, que tal y como reconoce constituye una «hoja de ruta obligada» al ser el resultado del máximo consenso político y representa un «compromiso ineludible» con la ciudadanía.
La declaración sirvió de recordatorio de que el asesinato es la última manifestación atroz de la violencia de género, pero que ésta comienza mucho antes. Se esconde «detrás de hechos sociales aceptados y fundamentados en creencias y comportamientos con base estructural y cultural», situaciones «que alimentan una desigualdad real entre mujeres y hombres que se traslada en una relación de subordinación de unas respecto a otros». Violencias que «fracturan la convivencia de una sociedad que clama por un futuro sin miedo» .
También hubo lugar para reconocer los avances «en pro de la sensibilización de quienes continúan instalados en estereotipos desfasados y arcaicos», así como para loar «el incremento de voces que llaman y exigen el fin de esta sinrazón». Una que solo podrá erradicarse educando en igualdad a las generaciones futuras, representadas por los muchos niños y jóvenes que acudieron al acto. El texto culminó con un compromiso: implementar todas las medidas para proteger, defender y liberar a las mujeres y menores víctimas de la violencia de género. Dado que terminar con la desigualdad «es una responsabilidad conjunta y, por tanto, la solución debe ser compartida», bajo el quiosco, un mural en blanco abría a la ciudadanía la posibilidad de plantear sugerencias: «Antes de amarme, aprende a respetarme». «Los hombres de verdad decimos 'no' a la violencia» o «Nos queremos vivas».