«Esa criatura solo tenía la ayuda de su madre»

La primera sesión del juicio comenzó a mediodía -a las 10 horas se había formado el jurado popular-. Antes de la confesión, la primera en tomar la palabra fue la fiscal Isabel Prendes, quien realizó un alegato vehemente y firme. Y advirtió al jurado: «Verán imágenes de extrema dureza. Nos enfrentamos a un crimen especialmente sobrecogedor. Esa criatura solo tenía la ayuda de su madre». Enfatizó su voz cuando habló de las 53 puñaladas «de diversa profundidad» y cuando aseguró que los informes psicológicos no concluían «ninguna patología ni alteración de las facultades» de Silvia Acebal. Explicó también que la acusada había ocultado su embarazo a su pareja, sus familiares y a sus amistades. «Actuó con conciencia y voluntad», concluyó Prendes.

Siguió a la fiscal el alegato de la acusación particular. El letrado Ricardo González aseguró que Daniel B. S. se persona en la causa porque, en boca del afectado, «no pude proteger a mi hijo y por ello es mi deber que se haga justicia». González calificó el proceder de la asesina como «inhumano, inicuo y malvado».

Menéndez Barbón en su alegato solo pudo anunciar lo que minutos más tarde confirmaría la afectada: la confesión. Antes de hacerlo se acerco a ella, le preguntó si esa seguía siendo su intención y ella asintió con la cabeza. «En todos estos meses nunca me ha llegado a manifestar cuestiones de fondo», aseguraba a la salida del juzgado el abogado.

Silvia fue trasladada por la Guardia Civil desde el centro penitenciario de Asturias a los juzgados de Gijón a primera hora de la mañana. En la sala, apenas levantó la mirada del suelo, menos aún cuando entraron los fotógrafos y los cámaras. Su pérdida de peso es notable. Cruzaba y descruzaba las piernas. Movía un pie compulsivamente. Entrelazaba las manos. También le temblaban. Jugaba con sus pulgares. Por momentos apretaba sus manos con rabia. Pero no perdió los nervios. Se mostró como siempre: fría. «Sabe perfectamente a lo que se enfrenta», asegura su abogado. Se levantó de su silla para confesar el crimen y volvió a su sitio mientras secaba el sudor de sus manos en su pantalón vaquero azul.

Según recoge la ley del Tribunal del Jurado en su artículo 50, el juicio debe continuar según las sesiones previstas puesto que la pena supera los seis años de privación de libertad. Podría darse, y así parece que será, que las partes renuncien en los próximos días a algunas de las pruebas testificales propuestas a fin de evitar el sufrimiento de las familias.

Esta mañana esta previsto que declaren los policías nacionales que intervinieron en la investigación del crimen. Cabe destacar que la fiscal puso en valor durante el juicio su «excelente» labor. El miércoles, a la espera de conocer las renuncias de las partes, podría declarar el padre del bebé y expareja de Silvia. También podrían comparecer los familiares de ambos y varias de sus amistades. Las periciales se conocerán el jueves y el veredicto del jurado el viernes.