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Miki Riera, en Katowice, al entregar el material solidario. E. C.

5.000 kilómetros de solidaridad para rescatar a Irina y Sasha

Nacho Migoya y Miki Riera viajaron hasta la frontera de Polonia con Ucrania para traer a dos refugiadas que tienen a una familiar en Oviedo

Jueves, 17 de marzo 2022, 03:24

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Cambiar un fin de semana de esquí en los Pirineos por una aventura de más de 5.000 kilómetros en coche a través de Europa para recoger a dos refugiadas ucranianas fue lo que lo que hicieron Nacho Migoya y Miki Riera. Llegaron ayer a Oviedo con Irina y Sasha, madre e hija de 43 y 9 años, respectivamente, a las que recogieron en Polonia, para que se encuentren con su tía abuela Alina, que reside en la capital del Principado.

La historia empezó la semana pasada cuando ambos, farmacéutico y economista, decidieron que podían hacer algo por ayudar a quienes lo están pasando especialmente mal. «Siempre nos planteamos participar en acciones humanitarias y entendimos que este era el momento», explica Nacho. Una vez tomada la decisión, llegó el momento de buscar la forma de hacerlo. En eso las redes sociales fueron decisivas. «A las pocas horas de anunciar nuestra idea, una clienta se presentó en la farmacia para contarnos la situación de la familia de Alina, que vive en La Corredoria», comenta Nacho.

Cuando preparaban el viaje llegó, por sorpresa, una avalancha de solidaridad que, por momentos, les desbordó. Recuerdan cómo se les bloqueó el 'Bizum' por recibir más de 40 donaciones al día. «Lo que saco en claro de todo esto es lo buena que puede llegar a ser la gente cuando se pone la cosa fea», asegura Miki. Además, prepararon un cargamento de material solidario, compuesto principalmente por pañales, leche infantil y potitos. «No se deben llevar medicamentos, por no tener los prospectos en ucraniano o polaco», alerta Migoya, y también que no hay que «lanzarse a la aventura sin planificar». No solo por lo peligrosa que puede resultar la parte final del viaje, sino por buscar la máxima efectividad de la ayuda.

Antes de iniciar su trayecto, el pasado viernes, ya habían encontrado la forma de entregar el material solidario en la ciudad polaca de Katowice, donde también reservaron un hotel para que Irina y Sasha pudieran descansar.

Hicieron el viaje por etapas, con paradas en Burdeos, en Suiza, donde viven los tíos de Miki, Praga y, finalmente, Katowice. Uno de los momentos más emotivos fue el encuentro con las que serían sus nuevas compañeras de viaje, a las que encontraron «cansadas, asustadas y algo aturdidas». En la cena en la ciudad polaca, Irina les contó que es periodista, que le gustaría poder contar a los españoles la realidad de lo que se está viviendo. También que su marido es operador de cámara y sigue en el país. Sasha recibió entonces sus primeros regalos, unas muñecas que le habían mandado Blanca y Lola, hija y sobrina de Nacho.

«Paseando por Praga, cuando ellas no tenían nada, nos encontramos a una persona mendigando en un puente y Sasha se acercó con su tableta de chocolate, cortó un trozo y lo dejó donde la gente echaba las monedas», señaló Miki, impresionado con la niña.

Ya en Oviedo, Irina está feliz por ver cierta luz al final del túnel, pero no puede olvidar a los que ha dejado atrás, entre ellos, a su otra hija, de 24 años, embarazada y a punto de dar a luz, que no sabe ni siquiera dónde está.

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