«200.000 euros no te arreglan la vida, pero la allanan»
Luis Fernando Remis, llanisco afincado en Bilbao, es uno de los poseedores de un décimo del Gordo de El Niño
L. RAMOS / J. GARCÍA
LLANES.
Domingo, 7 de enero 2018
Llorando como un crío. Así recibía ayer al mediodía Luis Fernando Remis Fernández, llanisco afincado en Bilbao, la noticia de que había sido agraciado con 200.000 euros en el sorteo de El Niño. Natural de Poo, pero residente desde hace dieciséis años en la capital vizcaína, Luis Fernando Remis explicaba a EL COMERCIO que adquirió el décimo en el bar Ziortza del barrio de Arangoiti, cuyos propietarios y parroquianos llevan jugando al mismo número desde hace casi dos décadas.
«Soy muy aficionado a esto de los sorteos y me encanta seguir en directo tanto la Lotería de Navidad como la de El Niño, pero ayer -por el viernes- estuve tomando algo con unos amigos y la verdad es que hoy -por ayer- me olvidé por completo, así que tardé un poco en enterarme de que nos había tocado», relataba, ya mucho más tranquilo, el llanisco. De hecho, en un primer momento fue su cuñado quien le llamó para comentarle que el Gordo había caído en el cercano barrio de Deusto. «Minutos después me enteré de que también había tocado en el bar de 'Tomy' -Tomás Sarasola, propietario del establecimiento hostelero agraciado- y que, por tanto, a nosotros también, pues solo había un número posible. Me puse nervioso, me harté a llorar... lo cierto es que siempre estás con la cosa esa de '¿y si toca?'. Pues bien, que te toque la lotería es algo increíble, una sensación buenísima que recomiendo experimentar a todo el mundo», comentaba, con sorna.
La buena nueva, reconocía entre risas, le pilló a punto de meterse en la ducha, así que en vez de bajar al bar a celebrarlo, decidió hacerlo en la intimidad de su casa, con su mujer, Estíbalitz. «No iba a salir a la calle así, está claro. Eso sí, brindamos, como no podía ser de otra forma, con sidra El Gaitero y con un pedazo de roscón de Reyes que compré este mismo viernes en la confitería Vega de Llanes», aseveró. Se mostró, además, encantado al saber que el premio se había repartido entre ambos barrios de Bilbao, los dos de eminente carácter obrero.
El llanto, continuó Luis Fernando, «dio paso a una sensación de tranquilidad increíble, pues tal cantidad de dinero no te soluciona la vida, pero sí que te la allana». Entre sus planes más inmediatos está, explicaba a este diario el agraciado, «pegarle un buen mordisco a la hipoteca para quitarnos un peso de encima, acabar de pagar el coche, tener algún detalle con mis sobrinos, invitar a la familia de Llanes a una buena comida y viajar con mi esposa este verano a Disney World, en Orlando (Florida), pues ella se merece eso y más».