'Abuelez' en el jardín vecino
GALERÍA DEL NÁUFRAGO ·
Si de niño deriva el sustantivo abstracto niñez y de maduro madurez, parecería gramaticalmente lógico que abuelo desemboque en 'abuelez'. A veces se escucha esta ... palabra para referirse a un estado anímico y vital muy especial, quien lo probó lo sabe. El diccionario de la Real Academia de la Lengua trata con cierta extensión las acepciones de abuelo, pero omite abuelez. Sin embargo, recoge la RAE el término 'abuelazón', entre nosotros muy poco frecuente, que sugiere una mezcla de cariño exagerado y chochez sobrevenida.
Decía más arriba que la abuelez es un estado vital y de ánimo peculiar, estado, por cierto, en el que entré hace menos de una semana. Frente a las inquietudes de la paternidad y las angustias de la maternidad, especialmente en los primeros días después del parto, la abuelez, aunque no esté exenta de preocupaciones, es un estado dichoso, en el que los abuelos ven que la vida fluye, sigue y se renueva.
Yo no les voy a hablar ahora de mi Eva, para no caer en el síndrome del 'abuelazón', sino de algo más prosaico, como es la abuelez 'transterrada' y los nietos que crecerán en el jar»dín vecino. Los datos no proceden de una estadística de un CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) al uso, sino de una realidad familiar muy concreta. Mis padres tuvieron cuatro hijos nacidos en Gijón, y diez nietos, de los cuales siete nacieron en Asturias. Si mis padres viviesen, tendrían tres bisnietos y uno por llegar, es decir cuatro. De los cuatro, ninguno nació en Asturias. Hay mallorquines, una sueca y, la mía, de Santander.
El Principado ha creado una comisión para abordar lo que desde la Presidencia se llama 'el reto demográfico'. Barbón, en su ingenuidad, tal vez crea que los 'niños/as' (en lenguaje oficial, por lo que no incluimos aún la '/es') puedan venir de una comisión, que es todavía más incrédulo que pensar que los trae la cigüeña desde la ciudad de París.
La realidad va por otro lado. Los hijos no nacen de una comisión, sino de un deseo, una atmósfera protectora y de cierta seguridad que, al final, quien la proporciona es la familia. Y muy especialmente, esta abuelez que arropa a sus nietos en un jardín vecino.
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