Donde arraiga
Quien sea fiel a un periódico sabrá que el hábito rebasa la noticia, el artículo y el editorial. Lo que lo diferencia de un simple ... múltiplo de cuatro páginas es el café a una hora precisa, una charla breve en el quiosco que lo despacha y un vermú soleado. Así va escribiendo nuestra biografía en letra pequeña y apretada, mezclado todo con algún intento por explicarnos lo que sucede y protegiéndonos de las riadas informativas con repechos que vuelvan la realidad habitable.
Aquí, Xuan Bello ha sido un punto manantial que hace décadas descorchó una voz, una mirada en la que se quedó a escribir, y por eso tantos de nosotros hemos ido asimilando que allí seguiría por mucho tiempo que pasase. Tiempo, el tiempo grande y profundo, que era su materia prima y que en sus manos parecía no agotarse. Quien haya pasado por la sección de Cultura de este periódico ha recibido su texto y ha escuchado su voz al otro lado del teléfono con la cadencia con que se suceden las estaciones; quienes tuvimos la suerte suficiente, franqueamos alguna vez las puertas de su casa y le escuchamos, y nos escuchó, y nos dio de comer y de beber y de mirar, y nos dijo que volviésemos cuando quisiéramos.
Y, tal y como están escribiendo tantos de sus colegas, le creímos cuando lanzaba aquella invitación, le creímos hasta el punto de no consumarla, por el abrazo franco con el que se expresaba y porque cada domingo podíamos comprobar que seguía reescribiendo su memoria, que es la nuestra, desde el mismo lugar al que alguna vez nos había convocado.
Así es como los árboles arraigan y crecen. Luego, cuanto más grandes son, más difíciles se vuelven de ver. Uno los va integrando en sus recorridos, en sus paisajes, y termina por convencerse de que la ilusión era real, de que esa fuente del tiempo nunca se va a agotar, de que permanecerán disponibles para revisarlos, recorrerlos o reconocerlos cuando le apetezca o llegue el momento oportuno. Así hasta que la muerte trace la silueta que dejan, su sombra desaparezca y su perfil quede vacío sin remedio.
A esto hay que referirse cuando hablamos de forjar un patrimonio, una identidad, de asentar (que no acotar o cerrar) un territorio y una lengua, de defender unas ideas y pujar por ellas desde la belleza, la memoria y el calor de un hogar compartido. Que así permanezca, y descanse en paz.
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