La factura del turismo
La financiación del gasto que causan los turistas debe provenir de un pacto entre administraciones y el sector
Los alcaldes de los ayuntamientos más turísticos se quejan del gasto extraordinario que realizan para atender las demandas de los visitantes. La Federación Asturiana de ... Concejos ha pedido al Principado que se abra una línea específica de ayudas para hacer frente al gasto extra causado por la población estacional. Adrián Barbón, en el discurso de investidura, se comprometió a ampliar el fondo de cooperación local hasta llegar a los diez millones de euros en 2024. En el actual presupuesto la cuantía es de 8,5 millones. Desde el Principado aseguran que tienen la intención de seguir trabajando por el turismo en esa dirección, de la mano de los ayuntamientos y los profesionales del sector. El posicionamiento más concreto nace de los ayuntamientos turísticos que piden una partida presupuestaria dedicada a ese fin, bajo la denominación de «hecho diferencial».
Es oportuna la aportación de recursos por parte del Principado, porque hay actuaciones propias de su competencia, pero antes de avanzar cifras se impone un estudio riguroso de cada municipio. Los ayuntamientos asumen gastos sobrevenidos, pero la actividad turística también les aporta ingresos. Cuando en un municipio hay más plazas turísticas que habitantes, se puede deducir que muchos de los ingresos por bienes inmuebles (IBI) corresponden a negocios turísticos. Lo mismo cabe decir de las segundas residencias. O de la recaudación del Impuesto por Construcciones, Instalaciones y Obras. O del plus de recaudación de la Policía municipal por multas de tráfico. La imputación de ingresos y gastos municipales por turismo es compleja, pero no cabe hacerla de forma frívola.
La polémica sobre la financiación de los gastos no debería desdibujar la imagen del turismo y de lo que representa para Asturias. Es una actividad pujante, que aporta más de 2.000 millones a la economía regional, lo que supone un 11% del PIB, con unas perspectivas magníficas, prueba de ello es que la facturación en primavera aumentó el 23%, un porcentaje solo superado por Baleares; las previsiones para el verano nos mantienen en el segundo lugar. El sector turístico da empleo a 50.000 trabajadores, un empleo que ha bajado su tasa de estacionalidad hasta dejarla por debajo de la media del mercado de trabajo. Ningún sector ha crecido tanto en este siglo. El turismo es un bien que debemos preservar y estimular. En el debate sobre la financiación del gasto extra de los ayuntamientos se introdujo la hipótesis de la tasa turística, ya implantada en muchos países europeos (Bruselas, 8,5 euros por noche; Lisboa, 1 euro). Debemos ser muy cautos en este asunto, porque la tasa turística sólo se cobra en Cataluña y Baleares. La imagen de Asturias quedaría asociada al turismo caro. Otro peligro que hay que alejar es la disputa entre concejos por crear artificialmente hechos diferenciales que supongan réditos económicos. La última aportación al debate la hizo Ovidio Zapico, consejero de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Vivienda, al anunciar una regulación para el próximo verano de los pisos turísticos, porque «hay que hablar de zonas tensionadas». Le toca al Gobierno encontrar una solución al problema integrando a administraciones y agentes del sector, a través de un diálogo con altura de miras.
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