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Desde que Trump empezó a airear sus amenazas y el mundo se puso a contar las ojivas nucleares, las reivindicaciones esenciales de los ciudadanos europeos ... han desaparecido, momentáneamente espero, de las parrillas informativas. Ya no hay programas especiales sobre la escasez de vivienda, no se airean los precios de alquiler de los zulos en los que el mercado nos propone vivir, ni el barro informativo o el suicidio invita a la reflexión de nuestros dirigentes. Lo que abunda son los nombres patrios. Mazón y su inoperancia insalvable; Jessica, la supuesta funcionaria que acompañaba al ahora exministro de Transportes por 1.500 euros al día, o el paso de baile económico que se ha marcado la ministra de Economía con su quita comunitaria. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

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