Floro, sin voz ni voto
SANDRA GARCÍA
Miércoles, 5 de octubre 2022, 00:43
Como todo el mundo sabe, dos personas optan a encabezar la candidatura del PSOE de Gijón a las próximas elecciones municipales. Una de ellas, Luis ... Manuel Flórez, 'Floro', fue propuesta por la propia ejecutiva en un intento de evitar esas elecciones primarias que tanto decían desear. La otra, Ana Puerto, se presentó justamente para que la militancia pueda tener la voz que la ejecutiva del PSOE gijonés pensaba secuestrar. En estos últimos días, hemos podido comprobar la diferencia palmaria que se da entre ambas opciones: mientras Ana Puerto explica su modelo de ciudad, Floro se ha limitado a hacer declaraciones vagas que ni aportan ni concretan en qué consiste su proyecto para ganar las próximas elecciones.
Esta diferencia notoria hace que muchos encontremos razones para albergar una sospecha más que fundada: la de que Floro, jesuita secularizado que ni siquiera milita en el partido, no es más que un títere manejado por las manos de otras personas.
Ha quedado claro la tarde del lunes, en que la militancia del PSOE de Gijón hemos recibido las cartas en las que los dos candidatos nos solicitan el voto. Mientras Ana Puerto nos habla de tú a tú, explicándonos qué Gijón quiere, el mensaje de Floro ni siquiera está escrito por él, sino por las seis personas que emprendieron la campaña de acoso y derribo contra la alcaldesa y que vuelven a repetir los tópicos y las falsedades que emplearon entonces. Por lo que se ve, tan poco confían en su candidato que ni siquiera permiten que sea él mismo quien se dirija a las personas a las que pide el voto. Son ellos quienes hablan a la militancia (sin aportar una sola idea, por cierto) para pedirle que apoye a una persona que ni siquiera ejerce su derecho (más bien su obligación moral) de expresarse por sí mismo.
Sabemos que Floro, al no ser militante, no tendrá voto en las elecciones del próximo domingo. Es muy triste ver que quienes promueven su candidatura lo han convertido hasta tal punto en una marioneta a la que ni siquiera permiten tener voz.
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