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Libros en el contenedor

Miércoles, 14 de mayo 2025, 02:00

La otra noche yo no estaba 'bailando con Lola' (como dice la canción de Los Brincos), sino paseando por las inmediaciones de mi barrio. Y ... fue entonces cuando bajo la luz municipal de un farol solitario, que era algo así como un alma en pena, encontré, al lado mismo de un contenedor de basura, dos bolsas de plástico (reclinadas una sobre otra) repletas de libros igual que si esperaran que alguien los rescatara para darles una oportunidad antes de que el camión los tragara y convirtiera en papilla. Había cerca un gato silencioso y pensativo. Un gato de esos de azotea, acera o solar; que, como todo el mundo sabe, es el gato triste y azul de Roberto Carlos. Con su pisada blanda, lenta y desconfiada, el felino se fue acercando hasta ponerse, curioso y vigilante, cerca de mí. Con una solicitud mayor, sin duda, que la de Darbón, el médico de Platero, cuando le sacó una púa clavada de naranjo al borriquillo, yo, sentado en el reborde de la acera, iba sacando de las dos bolsas libro tras libro.

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