Vicente 'Santarúa', 'in memoriam'
Cabeza poderosa de guerrero, cabello blanco alborotado de profesor londinense, casi siempre vestido de zamarra azul marino, gafas oscuras, cual si fueran dos pétalos de ... melancolía. Todo él manos y lentitudes al hablar, con un cierto aíre de ausencia y lejanía, propio de los mejores artistas, y bonhomía a raudales.
Avilés fue su ciudad de adopción, como lo fue también de otro candasín superior, Pedro Braña, y del pintor Carreño Miranda, nacido, (como el mismo dijo y quedó escrito) en Carreño.
Bronce y viento, barro y cobre, lluvia y hierro presentes en el silencio hablador de sus esculturas y cuadros. Vicente Menéndez Prendes (Vicente 'Santarúa') melodía de metal entre el fuego de las aguas con espuma bajo los cielos de Asturias. Ochenta y ocho años de vida, ¡Dios mío! Parece que fue ayer cuando este mozo candasín, lleno de sueños y trabajo, desnudo frente al mundo, alojó su juventud en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo, en la Superior de Bellas Artes de Valencia y en la de Bellas Artes de Madrid.
En su ronda como artista y profesor fue alhajando Asturias de esculturas: 'El Pleito de los Delfines', el busto de Philippe Cousteau, el monumento a Carreño Miranda, la escultura de Woody Allen y la de Manolo Preciado, entre otras muchas. Pintor también de los espacios, dejó su mano y sus colores por Candás y otros pueblos. En Candás creó el Centro Artístico Novel de Asturias (hoy cosa del pasado). Nadie es profeta en su pueblo. Y fue, con su hermano Agustín, fundador de la Cofradía del Alba.
Hace sólo unas semanas, y como si fuera una despedida, Vicente Santarúa, estuvo en Candás contemplando la restauración de uno de sus murales situado en el parque del Maestro Antuña. Con el corazón ya un poco cansado, mientras llovía asturianamente, Vicente, este lunes pasado, murió.
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