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Aupados en el tren sociopolítico que ha puesto en marcha Donald Trump con el movimiento MAGA (Make America Great Again; Hacer América Grande de nuevo) ... los creadores de opinión estadounidenses, afines al Partido Republicano, están radicalizando sus discursos en emisoras, podcasts, digitales y medios de influencia política, hasta el punto de adoptar métodos de penetración social similares a su aborrecido wokismo progre. El movimiento woke, cuyo origen de defensa contra la discriminación racial en Estados Unidos se acabó extendiendo por las universidades y convirtiéndose en una consigna: Woke ¡Despierta¡ que cuajó con fuerza en sectores de izquierda, minorías, políticos del Partido Demócrata, Hollywood, hizo bandera innegociable de la igualdad racial y social, el ultrafeminismo, el movimiento LGBT, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el activismo ecológico y el derecho a cancelar al discrepante. Pero los críticos de ese movimiento rechazaban, sobre todo, los métodos coercitivos que utilizaban algunos contra quienes cometen actos que ellos perciben como misóginos, homofóbicos o racistas. Para las personas woke, se trata de una forma de protesta no violenta que permite empoderar a grupos históricamente marginados de la sociedad y corregir comportamientos, que hasta ahora eran parte del status quo y persistían sin castigo ni cambio. Pero el uso de métodos y posiciones de superioridad moral, que en su peor praxis se materializó en la cancelación o un boicot social y profesional, a través de las redes sociales, acabó llevando una pugna, que era cultural, al terreno político.

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elcomercio El efecto Trump en los medios