En un cubo, sin funeral
Susana Sierra, la mujer de 49 años que fue asesinada en Gijón a manos de quien presuntamente sería su pareja, Jesús 'el Vasco', tuvo ... el peor de los finales posibles. Su cuerpo apareció en un cubo de basura, corroído por los productos químicos que puso allí su asesino, en un intento fallido por ocultar el hedor de la descomposición del cadáver con el que convivió durante semanas. A tenor de lo que vamos sabiendo, la vida de Susana no fue nada fácil. Era una mujer de casi cincuenta años que seguía luchando por desengancharse y huir del mundo tóxico. No lo consiguió.
No lo consiguió en vida, y parece que costará que lo logre, incluso, tras su muerte. Tengo que confesar que me apena haber visto una plaza Mayor a medio gas el pasado viernes durante la concentración de repulsa por su asesinato. No sé, esperaba más gente. Macabra circunstancia se une a que el minuto de silencio se celebrara a escasísimos metros del piso en el que apareció su malogrado cuerpo. Tampoco ayuda mucho a la víctima que los tribunales pongan en duda que se tratara de un crimen machista por el simple hecho de que su asesino niegue que existiera una relación íntima, cuando las pesquisas policiales apuntan a que sí eran pareja.
Susana tuvo una mala vida, una muerte horrible y una inexistente despedida. Ni siquiera se llegó a celebrar un funeral donde sus seres queridos, entre ellos, su hijo, pudieran darle el último adiós. La sociedad le falló en vida y todo parece indicar que también le vamos a fallar en su muerte.
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