Pedir disculpas
En política se ha puesto de moda pedir disculpas y tirar pa'lante, como si no quedara rastro del campo minado que deja la 'bomba' ... recibida. Con decir «lo siento, no volverá a ocurrir», rezar tres padrenuestros y dos avemarías, volvemos a la casilla de salida sin siquiera caer en un pierde turno. En Gijón, también volvimos al punto de inicio con la Autoridad Portuaria en el asunto de la cesión de la franja de Naval Azul, pero sin petición de perdón por parte de la nueva cúpula, que encabeza Nieves Roqueñí.
Parece ser, y digo parece porque no puedo abandonar mi espíritu incrédulo innato, que finalmente el Puerto se aviene a cumplir con lo pactado, firmado y pagado, es decir, la cesión gratuita de los 3.848 metros cuadrados de los antiguos terrenos de Naval Gijón, a cambio de haberse embolsado de las arcas locales 4,7 millones de euros por el resto del suelo donde se desarrollará el polo de economía azul.
Han sido tres meses de peleas y desgastes, de dimes y diretes, de pulsos y reuniones que no acabaron en nada. Noventa días que bien podrían haberse empleado en librar otras batallas, en las que El Musel y la ciudad deberían ir de la mano, como en el reclamo de un vial que aleje los camiones de la zona oeste o en mejorar los accesos al puerto. La presidenta de la Autoridad Portuaria ha prometido decenas de cosas para evitar cumplir con la cesión gratuita, hasta la instalación de una barandilla. Eso sí, no ha pedido disculpas, y casi que se lo agradecemos.
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