Vive y deja dormir
La Concejalía de Medio Ambiente acaba de anunciar una campaña para reducir el nivel de ruidos en la ciudad bajo el lema 'Vive y deja ... dormir'. La iniciativa, a priori, parece positiva, ya que Gijón es una urbe tremendamente ruidosa, aunque no lo parezca. Intentar descansar en verano con las ventanas abiertas es literalmente imposible, a no ser que esperes a que den las tres o las cuatro de la mañana. Ni qué decir si al rum rum de coches, turistas canturreando, vecinos haciendo tertulia en plena calle de madrugada y camiones de basura vaciando contenedores le sumamos alguna fiesta medianamente cercana. El lema de 'Vive y deja dormir' resulta, diría yo, utópico. Ojo, no hablo solo de festejos patronales, que bastante tienen las asociaciones vecinales con cargar con toda la reglamentación y la burocracia para poder organizar sus fiestas. Los recientes ejemplos de los atronadores Gijón Life y Tsunami son una muestra más que evidente de que los ruidos no solo proceden del ámbito vecinal.
La campaña, insisto, me parece apropiada y necesaria, aunque llega algo tarde, puesto que Gijón ya está inmersa en la vorágine de agosto, con la Semana Grande a la vuelta de la esquina y con buena parte de sus fiestas en ebullición. Gijón tiene el reto de encontrar un equilibrio cada vez más necesario entre turismo y vecinos, entre fiesta y rutina. Desplegar los encantos veraniegos para el disfrute de quienes nos visitan está bien, pero pensar en quienes vivimos aquí, también.
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