Life on Mars
Con infantil inocencia cerramos térmicas y nucleares mientas mirábamos las margaritas del campo
Así se titula una de las más bonitas canciones jamás compuestas, obra de un artista inmenso que no debería haberse ido tan pronto, aunque en ... realidad siga aquí con nosotros los mortales, a través de su música. La grandeza del gigante David Bowie está también en las letras de sus canciones. En esta genial composición se pregunta a través de la mirada de una joven chica si hay vida, o arte, más allá de lo que ella ve a diario. De la manera en la que tan sólo los grandes poetas son capaces de expresar lo que sienten, el artista utilizó otro planeta como metáfora del espacio que él anhelaba encontrar más allá de lo inmediato. Como si buscase un lugar desconocido y distinto, Bowie se preguntó si habría vida allí.
Estos días nuestra península se ha teñido de un apocalíptico naranja marciano, lo cual, para quien crea poco en las casualidades, no deja tener un halo profético. El 'bowiano' 'Vida en Marte' quizás podría servir para simbolizar este tiempo en el que nos estamos habituando a ver como lejano algo que está sucediendo muy cerca. Parece como si nos asomásemos ingrávidos a una gran ventana en forma de televisor, y vestidos de astronautas, a través de la atmósfera, divisáramos lo que está ocurriendo últimamente en un planeta vecino, que resulta ser el nuestro. La realidad es que aunque cobardemente queramos poner distancia y ver las cosas desde lejos, como si estuviésemos en Marte o como si fueran los otros los que estuvieran en otro astro, esto está sucediendo aquí. El monstruo ha salido de su cueva. Asistimos a escenas y noticias cada día más angustiosas, mientras en nuestro entorno cercano palpamos tan solo resignación, y en algunos de nuestros mandatarios hasta tibieza. Atormenta el solo hecho de pensar en la posibilidad de que la situación empeore, o que nos lleguemos a acostumbrar a contemplar impávidos el horror mientras no nos toque, y seamos capaces de dormitar mansamente. No sería la primera vez en que tuviéramos que sobreponer nuestro día a día a la realidad de las cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Me pregunto, en todo caso, en qué estarían pensando nuestros estrategas europeos y nacionales, que han de velar por nuestra seguridad y tanto nos cuestan, cuando planificaban y confiaban nuestra dependencia energética a un chiflado que era sabido que se gastaba sus divisas en armas. Pese a su extensión y sus más de 140 millones de habitantes, el PIB de Rusia es casi como el de España, pero a este loco le gusta coleccionar tanques y misiles en vez de generar bienestar para sus compatriotas. No problem, pensaron nuestras lumbreras energéticas, y con infantil inocencia nos pusimos a cerrar centrales térmicas y nucleares, mientras mirábamos tiernamente nuestras margaritas en el campo. Asturias es un perfecto escenario de este despropósito, con instalaciones térmicas durmiendo el sueño de los tiempos pasados, esperando a que llegue la maravillosa energía verde proveniente del sol, las olas y el viento, a llenarnos de regocijo y alegría. Qué bonitas, las praderas de Heidi y los pajaritos cantando. Un escenario tan seductor como engañoso, que cada día más gente con opinión bien formada ve como una quimera. Mientras toda esta fiesta energética se inventa, descansemos todos en la cómoda y fiable almohada del ex-KGB ruso. Qué más da que algunos intelectuales con premios Nobel en sus currículums nos alerten acerca del homo soviéticus, y nos digan que el dictador está agazapado, sentado sobre un arsenal. Quizás lo quiera para adornar las calles de Moscú, nuestros estrategas pensarán, o para organizar festivos e inofensivos desfiles con sus compatriotas. Qué sabrán los académicos, que lo único que han hecho en su vida es estudiar, formarse y analizar desde el conocimiento. Vaya rollo, qué gente más pelmaza, con lo bonito que es el ruido de nuestros blancos molinos y las olas del mar, aquí en nuestro wonderland ajardinado.
Volviendo a Bowie, escribir esta canción le resultó fácil, según él mismo nos contó. Al parecer, le atrapó la inspiración paseando por Londres, de camino a una parada de autobús. Fumando un cigarrillo, mientras iba a comprarse ropa, como quien hace cualquier cosa. Normal en él, teniendo en cuenta que era un marciano que no tenía pinta de ser de este mundo, no era un imperfecto terrícola como nosotros. Bien pensado, quizás lo que nos quiso decir entre líneas con sus letras fue que lo de ser londinense era para despistar, y que él venía realmente de Marte. Eso lo explicaría todo. Quién sabe, quizás ahora nos esté observando desde su reino rojizo, pasmado y a la vez compadecido, preguntándose qué coño nos pasa aquí abajo. Parece injusto, tantos chiflados en la tierra y los genios, en Marte. Si se me permite la impertinencia, por venir a cuento, qué pena que unos se vayan tan pronto, y otros se queden tanto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión