Cómo dejar de echar cuentas

Algo insólito tiene que pasar para que el Sporting se vea involucrado en el descenso. Los siete puntos de ventaja sobre el Eldense, con el coeficiente a favor, sobre doce posibles deberían ser suficientes para librar un mal año. Antes hay que acabar los deberes, sin confiar el final del calendario ante los descendidos Cartagena y Racing de Ferrol. Los que echan cuentas es porque tienen un futuro peliagudo.

Lo peor del Sporting en Castellón fue la fragilidad defensiva, los abundantes desajustes y los bandazos del míster, ofuscado con un absurdo recital táctico que erosionó sensiblemente su crédito. La fase de tres centrales con dos goles de desventaja no es de recibo.

El míster está empecinado a sentar a Guille Rosas para potenciar a Kevin, que salió en la fotografía de tres de los cuatro goles recibidos. El centro del campo con Olaetxea y Nacho Méndez fue un descontrol que afectó a una defensa burlada por los cómodos toques de exquisitez de los levantinos. A Diego Sánchez, el central de mejor rendimiento, le toca alternar el lateral zurdo con el banquillo. Seguimos con ganas de conocer a Nico Serrano. Un penalti y un disparo en el partido del lunes es insuficiente, aunque haya jugado fuera de sitio. Anteriormente se le vio una asistencia en un gol de Dotor. Nada más. En el Sporting, el nivel de exigencia es más alto.

Asier Garitano fue contratado para salvar la categoría, con el incentivo de seguir una campaña más si logra el nuevo objetivo. El anterior era el 'play off', pero con los 'refuerzos' de Gerardo García y los que mandó Orlegi desde México sólo da para luchar por la permanencia con apuros inesperados.

Garitano empezó bien, pero la buena trayectoria de resultados se quebró con un equipo plano en Cádiz y una defensa desplomada en Castellón. La imagen se asocia al míster, quien tras el partido de Castalia puso paños calientes a la derrota. Endulzar los cuatro goles recibidos con las oportunidades de marcar de su equipo tiene difícil interpretación. Con esta línea, su futuro en Gijón se presenta enrevesado. Y ampararse en los veteranos en detrimento de los jóvenes no es una buena elección, salvo que gane. La permanencia prorroga al míster para el próximo curso, pero es más importante que convenza a la grada con triunfos y fútbol. El Molinón tiene sus exigencias y al técnico no le sobra crédito.

El sábado viene el Deportivo. En lo que va de año sólo perdió dos partidos. Todos los apoyos serán pocos, pero también hace falta sensatez en las alineaciones y en el estilo táctico. Principalmente, para dejar de echar cuentas.