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El pasado fin de semana, la RFEF organizó una campaña de respeto a los árbitros y al fútbol. La iniciativa quedó incompleta. Una vez más, ... los organismos futbolísticos se olvidaron de una parte importante que sostienen el fútbol: el aficionado.
Este sábado, en el inicio del puente de carnaval, el Sporting tiene un destino atractivo. Zaragoza presenta una interesante oferta cultural, lúdica y gastronómica, además de la futbolística, motivo de excursiones. La afición rojiblanca llevó otra bofetada en este viaje por falta de entradas. A ello se suma el espectacular aumento del precio de los hoteles. Las peñas cada vez tienen más difícil viajar con su equipo. Pocos pueden ingeniárselas.
Los horarios son otro inconveniente. El del Sporting en Córdoba del 15 de marzo se supo el martes. La contratación de un hotel es más barata si se gestiona con meses de antelación, para lo que suele pedirse un anticipo no reembolsable. A laLiga no le importan las aficiones. Los clubes tampoco hacen nada por beneficiar a sus viajeros. Quieren el dinero asegurado de las televisiones y que sus adictos paguen en su estadio. El imprudente Tebas bastante tiene con sus cruzadas con el Real Madrid y el Barcelona, avalistas de la Superliga europea que amenaza el montaje actual.
Las asociaciones de peñas tampoco hacen mucho por el aficionado. Jorge Guerrero, amigo de Tebas, desde la Federación de Peñas y Aficiones Unidas mostró su tímida queja en varias ocasiones, pero el dinero de las televisiones le tapan la boca. Así se explica la incoherencia de algunas fechas y horarios de los partidos de los equipos que movilizan aficiones más numerosas. Simplemente, no les importa. El Sporting no es una excepción a la hora de limitar entradas a las aficiones visitantes.
Los clubes también van a lo suyo. La actitud de los dirigentes en los actos públicos, sobre todo de peñas, se organiza con estrategias para quedar bien de cara a la galería. En estos tiempos, los mimos van más hacia el aficionado joven, el que suele dejarse notar más en las gradas, en una época en la que se protesta bastante menos que cuando los derroteros no eran buenos, tanto al palco como a los futbolistas o entrenadores. No es que ahora se viva un momento dulce, en zona de nadie, con el descenso más cerca que el 'play off', pero parece que todo está bien.
Debería preocupar que la situación esté empezando a verse con normalidad. Se aceptan horarios incoherentes para el fútbol, como la nocturnidad de viernes a lunes o las dos de la tarde de un domingo. La asistencia superior a 20.000 personas en los partidos de El Molinón se debe a la fe del sportinguismo.
Mientras, los dirigentes van a su negocio, con abundantes transacciones en cada mercado, donde se mueve el dinero. El aficionado, a pagar, animar y callar. Así de cruda es la realidad. Respeto a los árbitros, al fútbol…¿y al aficionado?
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