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Los Sporting-Racing son especiales. Es la rivalidad norteña más próxima y la que moviliza más gente. El conjunto cántabro es líder, lo que da ... más intensidad a la afición montañesa.
La 'Mareona', a estas alturas, parece pendiente de definirse. Como dijo David Guerra, es necesario ganar mañana para ver dónde estamos y a dónde vamos. Los objetivos se definen en los veranos con la composición de la plantilla. Nadie duda que los que figuran de técnicos en el Sporting trabajaron con mucha ilusión, pero, entre la demostrada falta de capacidad y los chollos que envía México, nos encontramos en el limbo de la mitad de la tabla, con una plantilla irregular en la que destacan algunas individualidades que evitan estar peor.
El Racing llega con un equipo equilibrado y la delantera más eficaz de Segunda, aunque defensivamente es el peor de los cinco primeros. El ovetense José Alberto tiene algún punto débil que ya conoce Albés. El míster sportinguista puede aprovecharse de las virtudes de sus atacantes, con Dubasin en un buen momento, la posibilidad de ver de nuevo a Otero, un mes después de un percance muscular, y la esperanza de descubrir a Nico Serrano, en su quinta semana de rojiblanco. En el centro del campo también deben verse las ideas creativas del técnico gallego, que seguro que serán más efectivas con Gelabert en su sitio, pendientes de ver a Dotor, quien parece tener más visión ofensiva que Nacho Méndez, quien aguanta en exceso el balón con demasiados pases atrás o en horizontal. La agilidad mental es fundamental para el juego de ataque.
La rivalidad norteña viene de lejos, de épocas en las que había barro en los campos y contundencia en los defensas, sin marear el balón en el área para sacar de portería, como se hace ahora, para luego acabar con un pelotazo. En las gradas, la pasión es parecida, aunque ahora son tiempos de parafernalias para atraer al público, con la finalidad de que haga gasto para aumentar los ingresos. Ese es el objetivo de la denominada Fan Zone organizada para mañana en la Feria, porque el ambiente en las gradas está asegurado.
En el conjunto cántabro hay caras conocidas. José Alberto no olvida su paso por el Sporting, donde consiguió un ascenso con el filial, aunque en el primer equipo fue desalojado del banquillo por malos resultados con el Norte perdido. Siente alegría cuando gana y, en este caso, algo especial. Viene Pablo Álvarez de segundo, el 'galleguín', con un buen recuerdo de su etapa de futbolista. De jugadores está Saúl, que jugó en el Sporting cedido por el Alavés en 2020. También están Karrikaburu, objetivo de cesión fracasado hace dos temporadas, y Andrés Martín, que al Sporting ya lo amargó con el Rayo y con el Racing.
Las historias y las estadísticas son recuerdos. La realidad es distinta. Mañana se vivirá con la pasión habitual de un Sporting-Racing. Después, Guerra sabrá dónde estamos y a dónde vamos.
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