Gijón vive de demoliciones

En esta villa marinera dejada de la mano del Gobierno central y en las que los proyectos importantes se eternizan solo nos saca del marasmo ... y la anodina cotidianidad el anuncio de las demoliciones. Los ciudadanos de a pie parecemos en los últimos tiempos jubilados prestos a visitar obras y nos llama la atención cualquier novedad que tenga que ver con la piqueta, pues parece que es el único cambio exógeno que se nos puede procurar a corto plazo. Hoy está previsto que arranque el derribo de la nave de Flex por la que llevan suspirando desde hace años los vecinos de La Calzada y hace pocas semanas hemos vistos cómo se reducía a toneladas de escombros la manzana residencial donde residió Nicanor Piñole y que albergó durante décadas El Jazmín. Y respecto al plan de vías el único avance que se espera para 2026 es la prometida demolición del viaducto de Carlos Marx, del mismo modo que en su momento se celebró como un hito el desmantelamiento de las estaciones de Jovellanos y El Humedal. No es más que una cortina de humo ante la imposibilidad de saber cuándo Gijón podrá contar con una estación intermodal o podrá moverse por el subsuelo a través de la quimera del metrotrén. El que espera por un derribo también es el promotor del hotel de cinco estrellas del Muelle, que quiere incorporar la parcela del edificio de Sanidad Exterior a su proyecto. Sin embargo la entrada en juego del Puerto como arrendador del inmueble, con su nuevo equipo directivo, puede interferir en sus planes de futuro.