Las primarias de Gijón
La decisión de la militancia de elegir a otro candidato abre un nuevo desafío para el socialismo gijonés
La operación de recogida de firmas para solicitar la celebración de elecciones primarias en el PSOE para elegir candidato a la Alcaldía de Gijón, liderada ... por un grupo de veteranos militantes de la agrupación socialista, alcanzó su objetivo holgadamente. Las normas internas del PSOE exigen que la petición esté avalada por la mitad más uno de los afiliados de la agrupación. Era preciso lograr 592 firmas y se presentaron 666, de las que 662 quedaron validadas. En consecuencia, el procedimiento de las primarias ya está en marcha.
Una vez cotejadas las firmas, la alcaldesa, Ana González, ha comparecido públicamente, rodeada de los concejales afines, para anunciar que no participará en las primarias. Lo argumentó sin ambages: «Perdí». Es una decisión inteligente, ya que reconoce que la demanda de elecciones internas no estaba movida, simplemente por vagas alusiones a la participación de las bases, sino que era el instrumento que utilizaba un grupo de militantes para plantear un cambio. El apoyo de los afiliados a la iniciativa, contabilizado en las más de seiscientas firmas, expresa el sentir colectivo. En su caso, renunciar a las primarias es prueba de talante democrático, porque acepta la importancia del posicionamiento de un sector claramente mayoritario de los afiliados. Alargar el proceso solo conduciría a ahondar la división interna, con el riesgo de lastrar la gestión municipal. Ana González explicó que seguirá como alcaldesa porque es su compromiso con los electores. Dimitir en estas circunstancias significaría paralizar la gestión municipal y crear una situación de interinidad cuando todavía faltan ocho meses para los comicios. Un partido de gobierno debe saber compatibilizar los debates o disensiones internas con una gestión eficaz. Los ciudadanos no pueden ser los paganos de las cuitas internas de los partidos. Al socialismo gijonés se le presenta un desafío, del que no hay antecedentes, porque debe acompasar la gestión municipal, encabezada por Ana González, con la labor de la Comisión Ejecutiva, que ha salido claramente fortalecida, y la proyección del ganador de las primarias, que será el nuevo candidato a la Alcaldía. Hay que exhibir gestión, mostrar cohesión interna y visibilizar el nuevo proyecto personalizado en el nuevo cabeza de lista.
La comparación con la situación vivida por el PSOE gijonés en 1987, donde la división interna se saldó en la famosa asamblea de la Universidad Laboral que puso fin al mandato del alcalde José Manuel Palacio, puede tener rasgos comunes, pero no es exacta, sobre todo, porque las separa un amplio periodo de tiempo y queda por designar el nuevo candidato. Entonces, la apuesta por abrir un nuevo ciclo político salió de la dirección del partido y llevaba en la manga un as desde el principio, Vicente Álvarez Areces, que como director provincial de Educación había abierto treinta colegios en dos años (en ninguna provincia ocurrió algo semejante), y se encontraba en Madrid, como jefe de la Inspección Técnica del Ministerio de Educación, con categoría de subdirector general.
La batalla política dada por la militancia para celebrar elecciones primarias muestra la vitalidad de la agrupación socialista gijonesa, la mayor de Asturias. Ha sido la única organización en toda España que abrió un proceso de primarias cuando se gobierna el ayuntamiento. Sería muy torpe ver la recogida de firmas como la expresión de un pulso por el poder. La iniciativa estaba impulsada por una visión crítica con determinadas decisiones urbanísticas, medioambientales o culturales. En las últimas semanas se produjeron situaciones tensas, pero la FSA respetó un proceso de carácter local que ensancha la democracia en el partido. No se puede pasar por alto que el debate se produce en Gijón, una ciudad donde la dinámica política municipal es muy intensa y cualquier decisión del Ayuntamiento obtiene réplica ciudadana. Las primarias van en paralelo con el interés de los gijoneses por los asuntos públicos.
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