Esperando al experto

¿Aprenderemos algo del apagón? Escuchando las comparecencias públicas de Pedro Sánchez, deberíamos dejar, como los condenados a las puertas del infierno, toda esperanza. El lunes, el presidente del Gobierno en llamada telefónica informa al secretario general de la OTAN descartó todo indicio de ciberataque. Sin embargo, el mismo Sánchez, en sus comparecencias a los españoles, sopesó hasta el empecinamiento, esta posibilidad de ataque terrorista. Curiosa doble versión, una para el público internacional y otra para los españolitos de a pie. Pero lo más curioso de su intervención es la señalización de culpables, la acusación ambigua pero directa de los operadores de electricidad privadas–Endesa e Iberdrola entre otras– y la demonización, algo contradictoria, de la energía nuclear como intento de salvaguardar las bondades del exceso de energías alternativas.

Hubiese sido fácil y bueno para todos que Sánchez hubiese centrado sus comparecencias, además del agradecimiento a un comportamiento ciudadano ejemplar –en países democráticos más avanzados, se apaga la luz y se enciende el pillaje–, en la exigencia de una investigación rigurosa antes de señalar culpables, y la depuración de responsabilidades, empezando por las propias del Gobierno en Red Eléctrica. Pero de eso, nada. Nos quedamos esperando al experto, en este juego absurdo de ineficiencia y culpabilidad.