Respuestas a la industria
El PERTE de Arcelor, el Fondo de Transición Justa y la planta regasificadora, urgencias para Asturias
El nombramiento de Francisco Blanco como secretario general de Industria y Pyme pone al político asturiano ante la responsabilidad de gestionar el plan de descarbonización ... de las plantas de Arcelor, así como ante otras cuestiones: la puesta en marcha de la planta regasificadora o el Fondo de Transición Justa. Llega al Ministerio de Industria en tiempos de mudanza, con la salida inminente de la ministra, Reyes Maroto, para competir por la Alcaldía de Madrid, y con la marcha del que había sido su hombre fuerte, Raúl Blanco, y del director general de Industria, Galo Gutiérrez. Una coyuntura muy compleja desde la perspectiva de la gestión, ya que los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) tienen unos condicionantes muy exigentes y la flexibilización de las reglas son muy difíciles de negociar, como se ha visto con el principal proyecto, el Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC), donde los proyectos empresariales admitidos para acogerse a las subvenciones del VEC sólo han recibido, por ahora, el 26,6% de los fondos previstos.
El PERTE de Arcelor tiene complicaciones añadidas, al tratarse de una empresa multinacional, con muchos centros de producción en los países de la Unión Europea, que solicita autorización para recibir una ayuda global de 3.000 millones a tres factorías ubicadas en Francia, Bélgica y Alemania, además de la planta gijonesa. La Comisión Europea tiene que analizar si se altera la competencia. La respuesta de Bruselas iba a producirse antes del final de año; ahora se pone como fecha límite el último día de enero. Los fondos del PERTE son para descarbonizar las producciones y apostar por el acero verde. Los PERTE son proyectos público-privados; en el caso de la siderurgia asturiana, cuenta con inversión de 500 millones de Arcelor y 500 de los fondos europeos que permitirán prescindir del horno alto 'A' y del sínter 'B' y construir un horno eléctrico que alimentará la acería que pasará a ser híbrida, al mantener durante un tiempo la producción clásica de acero, con los convertidores, y la nueva de carácter eléctrico. Para alimentar el horno eléctrico se necesita construir una planta que produzca hierro de reducción directa (DRI). De la aprobación del PERTE también depende la ejecución del proyecto de fabricación de hidrógeno verde, HyDeal España, en el que están implicados Arcelor, Fertiberia, Enagás y DH2, para producir 330.000 toneladas de hidrógeno verde en 2030, con el concurso de dos plantas de electrolizadores.
Igual de perentoria es la respuesta que dé el Gobierno a la demanda de ayudas del sector electrointensivo para poder competir en pie de igualdad con las empresas de nuestros principales socios europeos, Francia y Alemania, que tienen fuertemente subvencionado el gasto energético. En el caso de Francia utilizan al gigante eléctrico, EDF, de titularidad pública, para ofertar el megavatio-hora a 42 euros a las industrias electrointensivas, cuando la media del mercado mayorista, en 2022, estuvo en España en los 209 euros. En Alemania se han reservado 27.000 millones de euros para compensar a la industria electrointensiva a lo largo de los próximos diez años, con el plácet de las autoridades europeas.
En vísperas navideñas la Comisión Europea aprobó el Plan de Transición Justa, elaborado por el Gobierno central, que asigna a Asturias 262,8 millones para financiar proyectos de descarbonización. El 96% de esos fondos serán gestionados por el Principado. Tras la fallida experiencia de los fondos mineros es de esperar que esta vez sirva el dinero para financiar proyectos que tengan un impacto real en el territorio. Los primeros 66 millones llegarán este año. También le toca empezar a funcionar a la regasificadora, como almacén de gas licuado, que los buques metaneros transportarán a otros países europeos. Bruselas quiere que este año la capacidad de los depósitos esté ocupada en un 90%. Una infraestructura finalizada en 2012, podrá empezar a dar servicio once años más tarde.
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