Selectividad 2050
Por increíble que parezca, ahora los criterios para acceder al examen cambian en función de la comunidad autónoma
Hace poco nos anunciaban en este mes de junio la próxima convocatoria de la Selectividad, que como todo el mundo sabe es la prueba que ... hay que superar para poder ir a la universidad. Los que hemos tenido que pasar ese examen lo recordamos como un día de tensión y nervios ante lo que te estás jugando. Nada más y nada menos que tu futuro, lo que aspiras a llegar a ser o a hacer el resto de tu vida, y siendo tan joven... Cuando tienes la edad de hacer el examen, quizás no eres del todo consciente de la importancia de esos años, pero así y todo la presión a tu alrededor es difícil de olvidar. En mi caso, jugaba Alemania contra Argelia en el Molinón, en el Mundial del 82, y me quedé en casa, repasando. Peino canas, admitido.
Por increíble que parezca, resulta que ahora los criterios para acceder a la crucial Selectividad cambian según la comunidad autónoma. Sí, sí, ha leído bien. En algunas, en ocho en concreto, entre las que se encuentra Asturias, tienes que tener todo el Bachiller aprobado. En cambio, oh sorpresa, en las nueve comunidades restantes puedes presentarte al examen sin el requisito de siempre, el normal, si es que hay algo ya normal hoy en día, que era tener todo el curso de cinco para arriba. En otras palabras, la selectividad va a pasar a ser una no-selectividad, porque ya no selecciona. Se ha convertido en un coladero, un paripé, un trámite tipo test, que encima discrimina según donde estés. ¿Quieres ser economista, médico, abogado o ingeniero? Pues antes, dime de dónde eres y ya te diré yo lo que puedes llegar a ser en tu vida. Al parecer, una cosa tan linda como esta se la podría decir nuestra genial ministra de Cultura a un chaval cualquiera. Y los progenitores, calladitos todos; recuerden que los hijos ya no son de los padres, sino que son de ella, o de nadie, como en su día advirtió.
Cada día tengo más claro que muchos de los defectos que atribuimos, a veces airadamente, a las nuevas generaciones son culpa, o cuando menos, responsabilidad nuestra. Alguien se debe pensar por ahí que los aspirantes a universitarios son idiotas, y que se van a tragar cualquier cosa que se les ponga delante. A un joven hay que exigirle, pero también hay que tratarle con justicia y equidad. Y a ver qué educador le explica a éste que él no puede hacer la Selectividad porque es de Castro Urdiales, pero su amigo de Muskiz, que vive a ocho kilómetros y tiene las mismas notas, sí puede. Algún día ese chico podría decir que parte de la culpa de su fracaso académico la tuvo nuestra generación de inútiles burócratas, y nos tendríamos que callar.
En otros países de nuestro entorno el sistema educativo es sagrado. La formación no es objeto de vaivenes y manoseos ideológicos, sino que es gestionada por personas sin filiación política, con amplia experiencia y, por supuesto, con un gran bagaje intelectual. Es lo normal, teniendo en cuenta que el bienestar de un país se mide en gran medida por su altura educacional. Al menos así lo consideraron muchos grandes líderes mundiales, como por ejemplo Mandela en sus imprescindibles memorias, que dudo mucho que haya leído nuestro ilustrísimo ministro de Fomento, o al menos eso parece, a tenor de lo que anda diciendo por ahí, y por con quién lo compara. ¿Será que solo vio la película de Morgan Freeman? Pero bueno, esa genialidad, para otro día. Si es que es un no parar...
A fin de cuentas, spain is different, my friend. En España hacemos ideología, trilerismo y tergiversación con todo lo que esté a nuestro alcance. Nos hacemos trampa a nosotros mismos, como el que cambia sus propias cartas en el solitario. Y luego queremos que se nos tome en serio. En Inglaterra, por poner un ejemplo que conozco un poco, hablas de 'education' y la gente se pone seria. Tonterías, pocas. Enséñame tus calificaciones, tus méritos y espera instrucciones. Si eres buen alumno te vamos a ayudar, pero antes dime qué me traes. Aquí no. Aquí preguntamos de dónde eres. El dichoso credo de la libertad, fraternidad e igualdad, esas, para quien las quiera.
Y mientras se fragua este esperpento, este 'apartheid' académico por autonomías, se nos presenta triunfalmente el informe 'España 2050' y nos cuentan a bombo y platillo cómo va a ser nuestra sociedad dentro de veintinueve años. Nos explican con todo detalle y con música de fondo cómo será nuestro país en ese lejano decenio. ¿Habrá Selectividad entonces, o nos seleccionarán ya desde el paritorio, como a los pollos? Las mentes más preclaras de nuestro planeta admiten no tener ni idea de cómo va a ser el mundo dentro de diez años, pero nosotros ya lo sabemos, y a treinta años vista. Somos unos fenómenos. Me pregunto cuanto habrá costado el informe de marras. Pero bueno, lo que les decía: esto es un no parar.
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