San Claudio, del esplendor al declive industrial

En los últimos tiempos San Claudio ha visto como lo que en su día fue su motor económico, el aliciente que atrajo a familias a vivir a la parroquia ovetense, se ha desmoronado con el cierre de la legendaria fábrica de loza, Fuente Trubia y la empresa El Caleyo Nuevas Tecnologías, dejando un importante agujero industrial a escasos metros de las vías del tren.

Esta misma semana, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Oviedo acordó adjudicar toda la maquinaria de El Caleyo a una filial de la empresa argelina Groupe de Trabaux Feghouli (GTF), rematando las esperanzas de una parroquia herida de muerte ya en 2009. En ese año y, precisamente, al continente africano llevó su producción Loza de San Claudio cuando cerró su planta tras 108 años de vida en la parroquia.

No hace ni una década, la factoría aún era un pilar de muchas familias de San Claudio porque a lo largo de su historia dio trabajo a numerosos vecinos. Es el caso de Luis Fernando del Valle, ligado 21 años a la fábrica, «hasta que cerró y me echaron». Comenzó como ayudante y pasó por varios talleres hasta asentarse en el de hornos. Entre sus compañeros, su propio padre que estuvo en la locería cinco décadas. «Lo pasé muy mal, son muchas noches sin dormir y echas alguna lágrima porque te ves en la calle después de toda la vida allí», lamenta. «El dueño de la fábrica quería marchar, tuvo reuniones en la consejería, le ofrecieron subvenciones y encuentros con empresarios extranjeros para abrir mercado, pero él quería irse y se fue a Marruecos con la marca. Hoy puede encontrarse Loza de San Claudio a la venta, pero hecha a muchos kilómetros», añade. Del Valle recuerda que «todos los partidos nos recibían tanto en el Ayuntamiento como en la Junta pero después de que cerró, si te he visto no me acuerdo».

En los buenos tiempos, la locería llegó a contar con más de 600 empleados. «No hay un lugar en el mundo en el que no haya un plato de la fábrica de loza, San Claudio es famoso por ella», apunta Luis Miguel Fernández, presidente de la Asociación Vecinal de la localidad.

En la actualidad, la Agencia Tributaria quiere vender la antigua factoría de loza de San Claudio. Ha convocado, sin éxito, siete subastas. Si no se reciben ofertas en diez días, la finca podría incorporarse a patrimonio del Estado. Un final indeseado para muchos. San Claudio ha pasado del esplendor al declive, porque las tres grandes empresas que aportaban la riqueza a la parroquia llegaron a contar con «más de 1.300 trabajadores en total y esos empleos repercutían en la economía de San Claudio», cifra Luis Miguel. Ahora, el empleo ha desaparecido.

«Industrialmente San Claudio ya no tiene nada. Aparte de la crisis, estamos cerrados: no pincharon en la autopista, no tenemos una salida, contamos con un paso a nivel tercermundista en el que no se pueden cruzar ni dos coches desde que no hay accesos y San Claudio está muerto», razona el presidente de los vecinos.

Los miles de metros cuadrados que sirvieron para fabricar loza están abandonados y sin futuro. «El terreno hay que adecentarlo para que sea mínimamente atractivo, pero sin las comunicaciones no va a venir ningún empresario. Si nadie lo quiere, podría ser un recinto ferial, estamos a solo tres kilómetros de Oviedo y en La Ascensión vamos a ver las vacas a Llanera», propone como alternativa para dinamizar y revitalizar San Claudio, mientras una empresa argelina ya es propietaria de la maquinaria de El Caleyo.