Más de 700 alumnos de Oviedo toman El Fontán para aprender a hacer empresa desde las aulas
Más de 700 alumnos de 16 centros toman El Fontán, en Oviedo, para promocionar sus cooperativas y vender los productos
Durante la mañana del lunes, el Fontán bajó mucho su media de edad con 'nuevos' puestos instalados y elevó el emprendimiento y la solidaridad. Así, 27 puestos correspondientes a colegios de la región se mostraron a los ovetenses como el paso casi final de una actividad organizada por Valnalón, ciudad tecnológica para que alumnos de Educación Primaria, Secundaria y Especial aprendan a crear una cooperativa con un proyecto de negocio en el que incluso deben pedir financiación y destinar parte de los beneficios a una ONG.
La actividad cuenta con unos número generales para toda Asturias: nueve mercados (uno de ellos, el celebrado en Oviedo con 781 escolares de 16 centros), 115 cooperativas creadas por los niños, 78 centro escolares participantes con un total de 2.293 alumnos y la implicación de 153 profesores.
Marta Pérez, gerente de Valnalón, y Ana Fernández, directora regional del Banco Sabadell Herrero, no faltaron en la cita de El Fontán. «El objetivo de la actividad es enseñar a emprender desde un punto de vista práctico y no hay forma mejor que en la práctica, ayudando a los chavales a crear una cooperativa casi real en la que ellos mismos, en grupo, tengan que tomar las decisiones», explicó Pérez. Por su parte, Fernández subrayó que el Sabadell «lleva años apoyando estas actividades, buscamos acercar a los chavales al mundo real desde el punto de vista financiero».
Entre los numerosos puestos, uno de lo colegio de las Teresianas. «Vendemos productos hechos por nosotros. No es difícil, pero requiere bastante organización y todos tenemos que trabajar», explicó Cecilia, que junto a Francisco y y 25 alumnos de sexto de Primaria y su profesor han puesto en marcha el pequeño negocio «que funciona bastante bien».
Unos metros más allá, en la calle Fierro, otro grupo de alumnos del colegio Loyola, encabezados por Sara y Álvaro, vendieron pulseras y otros cachivaches con beneficios «para la ONG del colegio, Ítaca Escolapios». Un buen fin emprendedor.
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