Los acusados de fotografiar desnudas a las jugadoras del Grisú declaran que «todo era un juego»
Aseguran que las imágenes eran para consumo propio y él reconoce poseer material pedófilo. En la primera sesión del juicio en León, el procesado afirma que desconocía la gravedad de los hechos
R. FARIÑAS / C. PÉREZ
LEÓN / OVIEDO.
Martes, 19 de noviembre 2019, 01:24
Ni captación de menores, ni pornografía infantil, ni vulneración del derecho a la intimidad porque todo «era un juego entre nosotros». Así se justificó la pareja acusada de fotografiar desnudas a las jugadoras del Grisú Club de Fútbol. Ayer prestaron declaración ante la Audiencia Provincial de León. El juicio continúa hoy.
Que «todo era un juego» y que desconocían sus «consecuencias penales» fue la base sobre la que asentaron su versión de los hechos tanto P. M. F., quien fuera segundo entrenador del equipo, y su pareja, A. F. G., exjugadora del Grisú. Ambos están acusados de fotografiar a sus compañeras mientras se duchaban y cambiaban en los vestuarios así como de almacenar dicho material, durante la temporada 2016-2017. Un delito que destapó otros de índole más grave, cometidos presuntamente por parte de los acusados. La procesada llegó a fotografiar a sus hermanas en poses explícitamente sexuales (una de ellas con una discapacidad psicológica severa y la otra de tan solo tres años y medio cuando sucedieron los hechos). También se hicieron pasar por productores musicales para intentar captar a una menor en San Sebastián, a la que, según Fiscalía, el procesado llegó a proponer mantener relaciones sexuales y quien acabó denunciando los hechos que dieron pie a la investigación.
Todos estos hechos asentaron las bases para formalizar la acusación contra los procesados por captación de menores, posesión de pornografía infantil, vulneración del derecho a la intimidad y utilización de menores con fines pornográficos, de lo que se acusa a ambos. Él se enfrenta a 29 años de cárcel; y ella a siete años y medio por haber confesado.
A la vista oral acudieron tranquilos y sus respuestas a las preguntas de Fiscalía, acusación y defensa giraron sobre el mismo eje. El acusado, con una «mentalidad fetichista e infantil», según Fiscalía, explicó ante la sala que «no tomó conciencia» de la gravedad de la situación hasta que se presentó la Guardia Civil en su domicilio de la calle Jovellanos tras la denuncia interpuesta por la menor de San Sebastián, a la que presuntamente captó a través de las redes sociales, con ayuda de su pareja, para mantener relaciones sexuales con él.
Lo que sí quiso dejar claro el procesado ante el tribunal es que «nunca tuvo relaciones» con las jugadoras del equipo a excepción de su pareja.
Adicción
Los dos procesados insistieron en que las imágenes, tanto las fotografías como los vídeos de contenido sexual, nunca fueron distribuidos a terceros y que eran para consumo personal. De hecho, el que fuera segundo entrenador del Grisú reconoció que en su poder había material pedófilo pero que «nunca llegó a distribuir» y que lo obtuvo a través de diferentes páginas web.
Según se pudo conocer durante la primera sesión celebrada ayer, cuando aún era menor de edad, fue tratado por un especialista debido a su adicción a los teléfonos eróticos. Años después, también sufrió un episodio de depresión. En base a estos antecedentes, su defensa solicitó que se le aplicara el atenuante de enajenación mental. De hecho, el Ministerio Fiscal había propuesto un acuerdo de conformidad para rebajar la pena al acusado en base a ese atenuante y por el de confesión, a su pareja. De 29 años y siete años y medio que se pedía en un primer momento, el fiscal solicitó una pena de seis y cinco años de cárcel para cada uno de ellos.
El Ministerio Público argumentó que la pena de prisión solo agravaría el estado mental del procesado, por lo que incluso se decantó a favor de suspender su ingreso en prisión a cambio de estar sometido a un tratamiento psiquiátrico en base a ofrecer al procesado «otra oportunidad».
En cuanto a su pareja, Fiscalía tuvo en cuenta, a la hora de presentar la reducción de pena, que fue ella quien confesó todo a la Guardia Civil. Los propios agentes de la Benemérita, a la que la procesada contó lo sucedido, declararon durante la sesión de ayer. Coincidieron en señalar que la mujer mostró «voluntad» por presentar «todo el material» que contenía en su móvil y que además no existían indicios de un intento de borrado previo, algo que no pudieron atestiguar con el material localizado en el ordenador de su pareja.
A pesar de que los acusados aceptaron firmar el acuerdo, no fue posible su ejecución porque los abogados de la acusación particular lo rechazaron. No les cuadran los argumentos esgrimidos por Fiscalía. Primero porque la confesión de A. F. G. se precipitó debido a la denuncia de la menor de San Sebastián y que desencadenó la investigación. Sobre los atenuantes de enajenación mental, explicaron que ninguno de los dos acusados se encontraba en tratamiento por ningún tipo de adicción ni problema depresivo.
Durante la sesión de ayer también declararon varias jugadoras del Grisú Club de Fútbol que se desplazaron hasta León acompañadas por la presidenta del equipo, Carmen Pintado. Visiblemente emocionadas, ante el tribunal explicaron que la pareja les parecía «normal» y que incluso tomaban «cañas juntos».
Lo que sí les llamó la atención, una vez conocidos los hechos y así lo testificaron en sala, es que a la hora de hacer las fotografías en los vestuarios, la procesada excluyó en sus imágenes a las compañeras con las que ella y su pareja tenían «mayor afinidad», de ahí que A. F. G. evitara que aparecieran tres jugadoras con las que los acusados mantenían una relación más estrecha.
El juicio continúa hoy, a partir de las nueve y media de la mañana, con la declaración de más peritos y con las conclusiones por parte de Fiscalía, acusación y defensa de unos hechos que se remontan a octubre de 2016.
Fue esa temporada cuando A. F. G., que por aquel entonces contaba con 17 años, entró en las filas del Grisú femenino. A los pocos meses inició una relación sentimental con P. M. F, de 36 años, segundo entrenador del equipo y directivo del club.
Sin que ni equipo ni directiva tuvieran conocimiento de la relación, el ahora procesado solicitó a la joven fotos de sus compañeras de equipo en el vestuario, bien desnudas o con ropa interior, entre las que se encontraba una menor, tal y como declaró en su confesión la acusada ante la Guardia Civil.
Además, un año después la joven accedía y enviaba al acusado imágenes comprometidas de sus hermanas menores que grababa mientras las cuidaba en su residencia en Villablino. Paralelamente, la pareja contactó con una menor de Guipúzcoa haciéndose pasar por promotores musicales que, con la excusa de grabar un videoclip, la engañaron diciéndola que «la harían famosa» para lograr imágenes con contenido sexual explícito. El acusado incluso intentó mantener relaciones sexuales con la menor, que denunció los hechos. Se inició así la investigación que desembocó en el proceso judicial que continúa hoy.