Alfredo Canteli se convierte en alcalde con los votos de Ciudadanos y la abstención de Vox

Lejos de la efervescencia, los nervios y las sorpresas de hace cuatro años, Alfredo Canteli recogió ayer el bastón de mando y se convirtió en el sexto alcalde de la democracia en Oviedo, recuperando el gobierno para el PP tras cuatro años de paréntesis y con el apoyo de Ciudadanos, con cuyos concejales formará «un gobierno de coalición» aún por concretar. Canteli, que aceptó ser candidato de los populares en diciembre después de desoír cantos de sirena durante veinte años, no desveló ni una de las 150 medidas que pactó con la formación naranja, tampoco dijo una mala palabra de nada ni nadie. Inicia un mandato en blanco. También, porque el anunciado e incómodo apoyo de Vox se quedó en una abstención vigilante y eso que, en su discurso, Canteli tenía previsto «agradecer a los grupos municipales que me han apoyado con su voto». Un plural que tuvo que dejar en singular sobre la marcha. Nadie podrá decir que es el alcalde elegido por la ultraderecha.

Aún así, la inconcreción no es la norma. El discurso de investidura es una pieza importante, una ocasión de marcar prioridades. En 2007, Gabino de Lorenzo inauguró el 'mandato de las losas'; en 2011, en minoría por la irrupción de Foro, que gobernaría obedeciendo a la Corporación; en 2013, Agustín Iglesias Caunedo, lanzó la 'ronda verde'; y cuatro años más tarde, Wenceslao López, que trabajarían «para reconstruir un Ayuntamiento arrasado por 24 años del PP». Canteli huyó de concreciones. Reiteró los tres objetivos que fueron los mantras de su campaña: recuperar «el brillo» de la ciudad, facilitar la creación de empleo y la recuperación del comercio y la hostelería y «abordar los retos de futuro». Todo ello, involucrando «a la sociedad ovetense en esta visión de futuro», desde las asociaciones de vecinos a los empresarios. Lo más preciso que dijo fue que buscaría «sinergias» con las entidades del tercer sector para las políticas sociales. Ni una referencia concreta para La Vega, El Cristo o Santullano. Eso sí, dado que «una parte importante de los grandes proyectos sobre los que se construirá el Oviedo del futuro, depende de la cooperación entre administraciones», el nuevo alcalde avisó «a los futuros gobiernos del Principado de Asturias y de España» que en él tendrán «a un colaborador leal, pero también a un negociador duro y exigente cuando se trate de conseguir lo mejor para Oviedo».

Tampoco fue preciso su socio de gobierno, tal vez haya una explicación. Los dos partidos anunciaron un acuerdo sobre 150 medidas que todavía es desconocido. Nacho Cuesta no las concretó ayer. El exdecano de los Abogados aseguró que «vamos a transformar la ciudad, para que en Oviedo sea posible montar un negocio y prosperar y crear una familia y disfrutar», convertirla «en una capital europea de referencia». Aclaró que en las negociaciones con el PP se marcaron dejar fuera a los extremismos. A los dos, «a los bolivarianos» y al de la «ultraderecha, que no defiende los derechos de las minorías y quiere acabar con las medidas de la Ley de Violencia de Género». Igual ahí también hay una explicación a la abstención de Vox ayer.

A Ciudadanos, llave tras las elecciones de mayo, le han llovido palos desde los otros tres grupos. Cristina Coto (Vox) denunció que del acuerdo entre PP y Ciudadanos «poco o nada sabemos, más allá de una vicealcaldía y de la habitual inconcreción de la formación naranja», y defendió su abstención como respuesta «al poco edificante bazar de las negociaciones opacas al que venimos asistiendo», Vox no dará «ningún cheque en blanco», dijo y acusó a Ciudadanos de «remilgados, eso sí, para sentarse en sillas transparentes de dialogo con luz y taquígrafos pero sin remilgo alguno para beneficiarse de los sillones».

Más duro aún ha sido el ya exalcalde, Wenceslao López, quien subrayó que «los ovetenses dieron su peor resultado, y pese a ello, Ciudadanos va a darles poder»: «Desde esta tarde, Ciudadanos es cómplice de la gestión del PP, que ha dejado un agujero de 270 millones de euros». «Donde dicen que vienen a regenerar vienen a degenerar», añadió, acusando a la formación naranja de blanquear los desastres de un PP que vuelve «para saquear lo público» y seguir «con sus fechorías». Canteli se revolvió: «Mi trayectoria, señor Wenceslao, está marcada por la honestidad y la honradez», le replicó tajante.

A Ana Taboada, aún más dura, tuvo que hacerlo después del Pleno, porque si el tono de la intervención marca el del mandato, el de la líder de Somos Oviedo, Ana Taboada, anuncia una oposición dura frente al nuevo gobierno y, frente a sus antiguos socios, con un llamamiento a los votantes del PSOE desencantados con las veleidades con Ciudadanos. «El peor PP, el más retrógrado, viene de la mano de la fuerza política más oportunista», acusó, «el partido de la indefinición, del corta-pega y del todo vale con tal de rascar poder» y les instó a decir qué harán cuando sigan saliendo consecuencias de la gestión del PP: «¿Comprarán su silencio con los negocios que han venido a hacer aquí? Escuchen, es el silencio», parafraseó a Albert Rivera. «Alfredo Canteli es un paracaidista en manos del PP» añadió, «toda la ciudad sabe que dimitió como candidato, que tuvo dos pataletas y que ni consiguió lo que quería ni tuvo la fortaleza de dimitir», acusó. «Un hombre en manos de aquellos que vuelven dispuestos a hacer lo que mejor saben: saquear lo público».

Y de cara al futuro, Taboada dejó claro que «vamos a esforzarnos para seguir haciendo lo de estos cuatro años: defender el interés general».