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Benigno Maújo Iglesias. Álex Piña
Una vida en imágenes: Benigno Maújo Iglesias

Un hombre cuya vocación es el servicio a los demás

Activo desmedido. Letrado del Principado, capitán auditor del Cuerpo Jurídico Militar y Hermano Mayor de los Estudiantes. Fumador de buenos puros, apasionado del toreo y del boxeo, Benigno Maújo pasea por la vida sin que se le pare el tiempo porque no tiene tiempo que perder

Domingo, 16 de marzo 2025, 01:00

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Letrado del Principado, Hermano Mayor de los Estudiantes, reservista capitán auditor del Cuerpo Jurídico Militar, delegado de la Asociación Ares de reservistas, presidió durante años la Asociación de Vecinos de Tiñana y la comunidad de aguas del mismo lugar. Y todo ello lo hacía y lo hace a la vez. Pero no contento con eso, es fumador de habanos –«dos a la semana»–, preside la Peña taurina 'El León de Judá', ama apasionadamente a Morante de la Puebla y sus verónicas, disfruta con el boxeo y con alguna copita que cae de vez en cuando. Lo último, es sportinguista. Nadie es perfecto.

A Benigno Maújo Iglesias (Oviedo, 1965) lo nacieron sus padres María José y Graciano en Limanes y allí vivió sus primeros años hasta que «nos vinimos a vivir a la calle Foncalada». «Llegué a Oviedo algo agreste y montaraz porque recuerdo alguna de mis primeras fechorías, que fue la de atara a un árbol a mis compañeros de párvulos».

De niño saludando.

De ahí pasó al Loyola hasta COU. «Fui un buen estudiante. De hecho, cuando acabé tenía nota para entrar en Medicina, pero me decidí por el Derecho». La carrera la ventiló rápido y se puso a preparar judicatura con Jesús Bernal, teniente fiscal del Supremo, pero «por el medio se cruzó ser Técnico Superior de la Administración y luego letrado en el ERA y el rumbo varió.

Reconoce que le gustaba salir de copas, bueno, le gustaba bastante tirando a mucho. «Salía y empalmaba un día con otro. Algún día mi madre me dejó en la escalera». No fue de muchas novias aunque siempre tuvo afición por esas cosas. De hecho, de ahí llegaron lo que más quiere en el mundo, que son sus hijos Beni, abogado, y Victoria, veterinaria.

El capitán Maujo se fuma un cubano.

Quizá la mayor característica de Benigno Maújo son sus ganas casi infinitas de implicarse en las cosas, de ayudar, de servir. «Es necesario implicarse en la vida social, si estás aquí, estás para algo». De ahí su condición de reservista que «me ha dado capacidad de servicio, entrega, compromiso que entiendo como un servicio a la sociedad y a España. Cada uno que se entregue como sienta, yo lo hago así. El individualismo se fulmina con el servicio a los demás».

Otro punto clave en la trayectoria de Benigno es la Hermandad de los Estudiantes, cofradía de la Semana Santa Ovetense, en «la que entré gracias a las escoltas que de los pasos hacíamos los reservistas». Hace tres años le propusieron ser Hermano Mayor aunque su modestia en un principio le impedía aceptar. «Al final acepté, aunque no me parecía que lo mereciera, pero creo que ha sido un acierto porque me ha hecho un poco mejor».

Con sus hijos, Victoria y Beni.

Los Estudiantes son los estudiantes, y lo lleva muy a gala. «Es verdad que somos altivos y somos chulos, pero también trabajamos mucho y sacamos cuatro procesiones cada Semana Santa», dice con orgullo de grupo.

Benigno Maújo no tiene tiempo ni para observar el mundo ni para ver el tiempo pasar porque siempre está haciendo algo. Para muy poco quieto y sólo echa un poco el freno para saborear un habano en la boca y un whisky en la mano. Un clásico.

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