Consuelo García, la 'madre' de Vallobín, cumple 100 años
Regentó en Oviedo la tienda El Bebé y DosB en el barrio y enseñó, con su maestría, a muchas jóvenes de la ciudad el arte de la costura
Consuelo García, la querida sastra que marcó una época en el barrio de Vallobín, ha cumplido 100 años. Rodeada del cariño de su familia, festejó este sábado un siglo de vida lleno de trabajo, alegría y un legado imborrable.
Nacida en el pequeño pueblo de Serandinas, en la parroquia de Boal, en 1925, Consuelo trajo consigo una herencia de longevidad, pues su propia madre vivió hasta los 96 años. Tras casarse con Antonio, trabajador de Renfe, se embarcó en una aventura empresarial que la convertiría en un referente del Oviedo de antaño. Abrió una pequeña mercería en el número 1 de la calle Ramiro I, en el emblemático Edificio Cristal, bajo el entrañable nombre de El Bebé.
Pronto, su talento y destreza con la aguja y el hilo traspasaron los límites de su negocio. En una época donde la calidad primaba sobre la cantidad y las prendas se mimaban para prolongar su vida útil, no había vecino de Vallobín que no confiara sus arreglos o la creación de nuevas piezas en sus manos expertas. Su maestría era tal que jóvenes de toda la ciudad eran enviadas por sus familias a su hogar para aprender el arte de la costura, un oficio noble y en auge.
Con el paso de los años, el negocio y la familia de Consuelo García crecieron. Con la ayuda de su hija y su yerno, la pequeña mercería El Bebé dio lugar a otras dos tiendas de ropa en la misma calle, El Bebé y DosB, que marcaron el pulso comercial del bullicioso Vallobín de los años ochenta y noventa, donde cariñosamente la conocían como 'la madre'. Aunque para ella su verdadero santuario se encontraban en su hogar, junto a su máquina de coser, obrando la magia de su arte. Consuelo García celebra ahora la sabiduría de sus cien años –cumplidos este pasado agosto– y el amor de sus seres queridos y mira hacia atrás con el orgullo y la satisfacción de una vida plena. La celebración de este sábado fue un homenaje a una mujer que, con su arte, su dedicación y su espíritu contribuyó a hacer de Oviedo un lugar más familiar.