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Claustro Parador de Alcalá de Henares
Dormir en el Siglo de Oro

Dormir en el Siglo de Oro

De haber podido, Miguel de Cervantes también habría elegido el parador de Alcalá de Henares para alojarse durante sus años en esta ciudad que le vio nacer y cuya historia ha estado vinculada durante siglos a la cultura y la literatura españolas. Por las calles de Alcalá transitaron también otros grandes escritores como Lope de Vega, Calderón de la Barca o Quevedo, que bien podrían haber encontrado inspiración paseando por uno de los patios de este Parador forjado de historia

guía repsol

Miércoles, 11 de mayo 2016, 13:58

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El edificio que actualmente alberga el Parador lleva consigo una larga historia de usos y remodelaciones arquitectónicas ya que, antes que hotel, fue el convento de Santo Tomás de Aquino, un colegio, un reformatorio e incluso una cárcel. El encargado de que el hotel luzca hoy combinando este pasado histórico con la arquitectura más moderna es el despacho Aranguren&Gallegos, que además de rehabilitar el edificio existente, aprovechó para construir uno nuevo en el espacio del antiguo huerto del convento.

Su respetuosa rehabilitación nos permite todavía hoy disfrutar de un interior silencioso y recogido ideal para el trabajo y el descanso, como lo fue en la época en que los dominicos habitaban el convento. La puerta de la antigua iglesia sirve de entrada a la zona de cafetería, restaurante, bar de noche y biblioteca con las obras de los grandes escritores galardonados con el Premio Cervantes, que cada año se entrega en esta ciudad.

Sus instalaciones

El claustro, junto con otro patio de reciente creación, permite durante los meses de buen tiempo disfrutar de desayunos y cenas al aire libre. Durante el invierno, sin embargo, las antiguas galerías son el mejor entorno para disfrutar de la gastronomía. Alrededor del claustro se encuentran las habitaciones especiales que ofrece el Parador y el resto se distribuyen entre el nuevo edificio y un pabellón del siglo XIX.

Los grandes ventanales del edificio nos regalan vistas a la cuidada vegetación interior, que se combina con un jardín de 3.000 metros cuadrados tallado en la cubierta, por donde podemos pasear o dedicar un rato a la lectura. Otro de los rincones del Parador donde desearemos pasar más tiempo es, sin duda, el spa, que nos ofrece un momento de relajación único, no sólo por su oferta de baños y masajes sino por su cuidada ubicación en las antiguas bóvedas del convento.

Un regalo para el paladar

El Parador de Alcalá de Henares nos guarda además un último regalo, en este caso, para el paladar. Se trata del restaurante la Hostería del Estudiante. En él podremos saborear la cocina que degustaban los protagonistas del Siglo de Oro español, como la sopa boba alcalaína (a base de pollo y verduras, principalmente), las migas ilustradas (a base de pan, magro de cerdo, pimiento rojo, uvas, ajo y pimentón) o los Duelos y Quebrantos (huevos revueltos con chorizo y tocino de cerdo), ahora actualizada con las últimas técnicas y vanguardias gastronómicas. Deliciosas propuestas que nos convencen de que Alcalá de Henares no sólo merece ser vista sino también saboreada.

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