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La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asiste este lunes a un acto en Santiago de Compostela organizado por el Foto Económico de Galicia. EFE
El choque entre las dos vicepresidentas conduce a la coalición a un terreno incierto

El choque entre las dos vicepresidentas conduce a la coalición a un terreno incierto

La reunión de la comisión de seguimiento del pacto concluye sin acuerdo salvo el de seguir negociando

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Lunes, 25 de octubre 2021

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La crisis de la coalición gubernamental ha entrado en un terreno incierto y amenaza su continuidad. Las vicepresidentas primera y segunda no cedieron un ápice en sus posturas sobre la orientación de la reforma laboral y el enfoque de las negociaciones. Pero Pedro Sánchez ha tomado partido y este lunes reafirmó su respaldo a Nadia Calviño.

El presidente del Gobierno sorteó la palabra derogación durante la clausura de un foro del Ministerio de Asuntos Económicos, al que asistió el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, una presencia nada casual. Sánchez recurrió a la menos comprometida idea de «modernización de la legislación laboral». Nada que ver con su discurso de hace ocho días en el congreso del PSOE, cuando se comprometió entre los aplausos de la concurrencia a «poner punto final» a la reforma laboral de Mariano Rajoy.

A medida que pasan los días, parece más claro que el Gobierno no quiere ir tan lejos como la vicepresidenta segunda en la contrarreforma laboral que Díaz negocia desde el pasado 17 de marzo con empresarios y sindicatos. Está más cerca del «paquete equilibrado» de cambios en el mercado de trabajo que propugna Calviño que de las tesis derogatorias. De ahí que Sánchez haya puesto al timón -en la «coordinación», dijo el presidente- a la vicepresidenta primera a pesar que la segunda ha llevado el peso de las conversaciones.

La vicepresidenta segunda admite por primera vez que la alianza atraviesa «un momento delicado»

Calviño afirmó este lunes que el Gobierno tiene que hablar «con una sola voz» para lo que se requiere «una adecuada coordinación, una buena cooperación y una representación de todos los ministerios implicados en cada uno de los asuntos». Una tarea que el jefe del Ejecutivo le ha encomendado a ella.

La vicepresidenta primera se ahorró en todo momento los términos cáusticos sobre la reforma laboral, que ahora entra, según dijo, en «una fase decisiva de negociación». Una referencia que siempre escuece en Unidas Podemos porque la vicepresidenta segunda ha mantenido una veintena de reuniones con los agentes sociales en los últimos siete meses.

Calviño se ha comprometido con la Comisión Europea a llevar a cabo una actualización, no una derogación, de la regulación laboral, nada de tabla rasa con el marco vigente. El documento que el Gobierno tiene que enviar a Bruselas antes de fin de año con las medidas debería ceñirse a esos cánones ofrecidos por la vicepresidenta primera. El comisario Gentiloni dio fe este domingo en una entrevista en 'El País' y con su presencia de este lunes en el foro de Economía de que así debe ser y de que Bruselas no va a aceptar volver a la situación previa a la reforma de Rajoy.

Liderazgos

Pero Yolanda Díaz no da su brazo a torcer y este lunes abandonó su habitual mesura tras inaugurar en Santiago de Compostela junto al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el foro 'Diálogos para el futuro del envejecimiento'. Exigió al sector socialista del Gobierno, pero sobre todo al presidente, que «se aclare» porque en el congreso del PSOE habló de «derogación» -en realidad no pronunció esa palabra- y ahora se alinea con los postulados de Calviño. La vicepresidenta segunda no dudó en dirigir sus dardos a los socios socialistas. «Es conocido -afirmó- que hay una parte del Gobierno que no quiere cambiar el modelo de relaciones laborales». Y abundó en declaraciones a La Sexta: «Hay una parte del Gobierno que no quiere cumplir con lo que habíamos convenido».

Unas palabras a las que horas después respondió Sánchez: «Todo el Gobierno está comprometido» en la modificación del mercado laboral, y se hará «con diálogo social y con vocación de consenso».

Sánchez sostiene que el Gobierno es uno y todos están comprometidos con la reforma laboral

Díaz no rehuyó el cuerpo a cuerpo sobre «los contenidos» de la reforma laboral pero evitó el enfrentamiento por quién debe liderar las negociaciones con los agentes sociales para pactar los cambios en el mercado laboral. «Esto -explicó- no va de quién lidera la negociación y sí de qué vamos a hacer». En el terreno de los personalismos dijo que no piensa dar la batalla porque «nunca» discute «los puestos». Rememoró que «en la pelea que hubo entre ser vicepresidenta segunda o tercera» tras la salida de Pablo Iglesias del Gobierno, ella tardó «cinco minutos en renunciar» a la disputa. Díaz, además, llevaría las de perder porque la decisión de quién pilota la negociación corresponde al presidente del Gobierno, que ya ha dejado claras sus preferencias por Calviño.

Por primera vez admitió que la alianza de Gobierno atraviesa «un momento delicado». Hasta ahora, había hecho suyo el diagnóstico de que «goza de buena salud» y de que las disputas eran las propias de una coalición de dos partidos que nunca han ensayado esa fórmula.

La delicadeza de la situación quedó de manifiesto en la reunión que mantuvieron anoche ambas formaciones en la comisión de seguimiento del pacto de coalición. El encuentro concluyó, según fuentes de las dos formaciones, sin ningún acuerdo salvo el de seguir negociando. Miembros del PSOE presentes en la reunión señalaron que fue «constructiva y con buen tono». Los representantes de Unidas Podemos se limitaron a decir que «seguirán hablando». El partido morado exigió el pasado viernes su convocatoria urgente para tratar «las injerencias» de Calviño en las negociaciones de Díaz sobre la reforma laboral.

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