Abucheos a Sánchez y aplausos al Rey a su llegada a la Plaza Mayor de Salamanca

Los gritos de «¡Viva España!» y «¡Viva el Rey!» se embriscaron de pronto con algún exabrupto, exigencias de dimisión y un recordatorio de los muertos por la pandemia. En la Plaza Mayor de Salamanca, con poco público en una mañana laborable, con la ciudad acotada y una hora muy temprana, Felipe VI hizo un gesto a modo de saludo y logró que los insultos a Pedro Sánchez se transmutaran en aplausos para él.

Para entonces ya se había decidido que no habría paseíllo desde la Plaza Mayor hasta el convento de San Esteban. Apenas trescientos metros cuesta abajo en los que Fernández Mañueco habría querido hacer un pequeño tour turístico para presumir de ciudad. No hubo lugar. Los coches oficiales recorrieron el tramo hasta el convento, donde el prior de los dominicos, Rafael González Blanco, salió a recibir a las autoridades.

Comenzaba la reunión previa de los presidentes autonómicos, ministros y presidente del Gobierno con el rey, Felipe VI. A partir de aquí, el protocolo deja paso al trabajo.

Noticia Relacionada

Ayuso ve un ataque a la política fiscal de Madrid y las regiones piden financiación justa

En Salamanca, ciudad gobernada por el PP desde 1995, Alfonso Fernández Mañueco jugó la baza de local desde la víspera de la Conferencia de presidentes. Mientras disfrutaba de un paseo triunfal por Salamanca, con peticiones de 'selfi' para Ayuso incluidas, y de las canciones de la tuna junto a Pablo Casado y sus homólogos populares, Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo, Fernando López Miras y Juanma Bonilla, a pocos metros departían tranquilos, sin alteraciones, Emiliano García-Page y Javier Lambán. Socios en la despoblación y rivales de siglas. Dos voces que junto a la del propio Fernández Mañueco y las de otros como Guillermo Fernández Vara y Adrián Barbón, a los que han invitado a unirse a su alianza contra el vaciamiento de sus territorios, tendrían mucho que decir justamente hoy, cuando el orden del día apunta al reto demográfico como cuestión a tratar.

Mañueco ofreció su casa hace un año en la Conferencia de La Rioja y este viernes, junto al Ayuntamiento del que fue alcalde siete años, ejerció de anfitrión orgulloso. Explicando la historia de los edificios. Señalándole a Felipe VI o a Pedro Sánchez lo que se veía desde la imponente fachada del convento de San Esteban, ante la que el monarca, nada más bajarse del coche, se detuvo para echar un vistazo.

Con Lambán, que fue madrugador, hubo charla afable y larga, el último momento de calma antes del ajetreo protocolario y político. Saludo efusivo con García-Page. Recibimiento orgulloso a los suyos, que llegaron en tándem, Ayuso-López Miras y Feijóo-Moreno. El goteo de presidentes autonómicos y ministros culminó con la llegada de Pedro Sánchez. El «sanchismo» en persona. Ese al que Mañueco tantas veces se ha referido en el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León para atizar a su adversario socialista, Luis Tudanca, al que trata de colgar el sambenito de «alumno aventajado del sanchismo».

Y por fin, el rey Felipe VI. Todos listos para la foto oficial.