«Preocupación» empresarial por el impacto de la guerra en el precio de la energía
Pese a que hay quienes creen que el conflicto en Israel se «solucionará rápido», prevén menor crecimiento y consumo y que la inflación siga alta
«Decía mi suegro, Pepe Cosmen, que para comerciante, Dios. ¿Quién sabe lo que va a pasar?». El director general de SabadellHerrero y director general ... adjunto de Sabadell, Pablo Junceda, se servía de este recuerdo para afirmar que nadie tiene una bola de cristal para ver el futuro. Pero lo cierto es que entre los empresarios hay «preocupación» por el impacto que puede tener en la economía española y asturiana el conflicto bélico en la franja de Gaza. Especialmente en el precio de la energía.
En el hall del Hotel de la Reconquista, el presidente de La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, manifestaba el sentir general: hay inquietud. «En un mundo global toda crisis internacional nos afecta y en materia de energía nos puede impactar. Aún no tenemos datos suficientes para verlo, pero estamos preocupados», indicó tras condenar «totalmente» el atentado de Hamás.
Aunque hay empresarios como Blas Herrero, de Kiss Media, que estiman que «el conflicto bélico se va a resolver más pronto que tarde» por «la rápida reacción de Estados Unidos ofreciendo su apoyo absoluto a Israel» y cree que en «el primer trimestre la situación puede estar más normalizada», lo cierto es que si no fuera así, habrá un claro riesgo de que «el barril de petróleo suba y la inflación no haya quien la pare», añadía.
La incertidumbre, coincidieron todos, ya empieza a ser una constante. Tras la crisis de 2008, la pandemia de la covid y la guerra de Ucrania, ahora la de Israel. Y la experiencia, después de todos estos años, demuestra que «la incertidumbre no es buena. Resulta más difícil controlar precios y la inflación. Se retraen el consumo y la inversión», advertía Pedro Luis Fernández, fundador y consejero delegado de GAM. «Y una economía sana es sinónimo de bienestar», recordaba.
Sí hay unanimidad en que España cerrará 2023 como «un buen año», aunque se prevea ya una ralentización del crecimiento en el último trimestre. «El año pasado, después de un verano de restallu, se pensaba que el final de año iba a ser duro. Y en este creemos que nos va a pasar lo mismo, pero no. Lo acabaremos bien», resaltaba Junceda. Ahora bien, ¿qué puede pasar a partir del 1 de enero? «No me atrevo a aventurarlo».
«Nos va a tocar repensar»
Lo que sí tiene claro el director general del SabadellHerrero -que hizo un llamamiento «al espíritu de los Premios de 1994, cuando el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el histórico líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, se dieron la mano»- es que «se va a producir un 'impass'. Nos va a tocar repensar, porque habrá condicionantes como el precio del petróleo y de las materias primas. Y hoy la logística y el transporte son absolutamente claves». De hecho, el presidente de ALSA, Jacobo Cosmen, lo afirmaba claramente: «Todo lo que sea inestabilidad, incertidumbre, conflicto bélico no ayuda nada y perjudica bastante». Siendo España «un país receptivo de turismo, con dependencia de los combustibles y con ambición de participación industrial, en un entorno global la guerra nos va a afectar seguro». Aún así, consideró que «hay que seguir remando y mantener el optimismo». Por lo pronto, las empresas mantienen sus proyectos. No han hecho modificaciones de plazos ni de presupuestos.
«Hay que tener en cuenta que las inversiones se toman a medio plazo», especificaba el presidente de Total Energies, Javier Sáenz de Jubera. No obstante, «es posible que aquellas empresas que tengan relación con los países árabes retrasen alguna inversión y suponga alguna subida del precio del gas».
«Espero que la diplomacia de la Unión Europea y de Estados Unidos arreglen la situación de Israel, porque si no, revienta», declaraba el presidente de TSK, Sabino García Vallina. En su opinión, «estamos en desaceleración desde hace tiempo. Ya no vamos a tener la calidad de vida de antes de 2008, con sueldos de mil euros. Tengo pocas esperanzas de que cambien, pero sí en que se mantenga por lo menos». La empresa sigue adelante con proyectos e inversión en energía renovable y convencional. «Porque la energía es necesaria en todos los países». Pese a ser un sector «que está fastidiado», vislumbra mejoría. Aunque la incertidumbre aceche.
«De que podía estallar la guerra en Ucrania ya se hablaba en su momento, pero esto (por el ataque de Hamás) fue sorpresivo», subrayaba el empresario asturmexicano Antonio Suárez, presidente de Grupomar. «Dicen que el conflicto puede acabar rápido. Si no es así, el mundo se mete en problemas muy graves, tanto económicos como políticos y puede haber una muy gorda en Oriente Medio».
Energía eólica y exportaciones
La espiral de violencia coincide en el tiempo con «otra incertidumbre»: la política en España, con un gobierno en funciones, el fracaso de la investidura de Feijóo y el mutismo sobre la negociación de Pedro Sánchez con los independentistas acerca de la amnistía del 'procés'. «Ésta también conviene despejarla», pedía el consejero delegado de GAM.
También coexiste en el tiempo con la necesidad de «reindustrialización» de Europa tras constatarse la dependencia de los países asiáticos durante la covid. En ese marco se encuentra Asturias también. Ya lo ha dicho el Principado. En este sentido, la presidenta de Fade, María Calvo, reclamó agilidad. «Una política industrial clara, con recursos y con ayudas. En otras regiones del mundo se está yendo más rápido».
El presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres, mostró clara preocupación por la subida de los precios de la energía. «Se habla mucho del hidrógeno y está a años vista. En cambio, se habla poco de las energías alternativas de transición. Hemos de ser conscientes como sociedad que si queremos industria, actividad económica y empleo, no podemos tener bloqueados los molinos de viento. Ya ha habido algún parón en empresas por falta de energía». Su homólogo de la Cámara de Gijón, Félix Baragaño, expresó su inquietud por el impacto de los conflictos bélicos en el sector exportador asturiano y al conjunto de la cadena de valor que depende de éste.
¿Y qué ocurre en el sector doméstico? El presidente del Sabadell, Josep Oliú, apuntó que «no se vislumbra ningún impacto en la capacidad de pago de los clientes como consecuencia de la coyuntura mundial. Sí concluyó que «se podrá ver una pequeña rebaja en la tasa de crecimiento y un mantenimiento de la inflación por un periodo más largo de tiempo».
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