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A la izquierda, Soler con casco en la semifinal. A la derecha, sin casco en la final. Arnaldo García/LOF
'Play off' de ascenso a Primera RFEF

Supersticiones por el ascenso en el Real Avilés

La climatología y los resultados cambian las supersticiones de Soler y Rozada. El lateral se quitó el casco por la lluvia en la semifinal y el técnico apareció en Madrid sin su chaqueta verde

Alberto Santos

Avilés

Miércoles, 28 de mayo 2025, 21:25

Javi Rozada y José Antonio Soler son supersticiosos, pero no tanto. O lo son, pero se van adaptando a las situaciones para tener siempre a la suerte de su lado. El caso es que los astros, en este caso los climatológicos, han ido condicionando sus manías en la recta final de la temporada y el 'play-off' de ascenso, y no les ha ido mal a tenor de los resultados del Real Avilés Industrial.

Soler lo tenía claro tras recibir el alta definitiva de su fractura de cráneo y lo expresó a LA VOZ DE AVILÉS. El casco protector le había dado suerte e iba a continuar jugando con él, salvo que le molestase para el desarrollo normal de los partidos. Así lo hizo en el partido de ida de la semifinal ante el Atlético Antoniano y así saltó al campo en la vuelta en el Suárez Puerta.

A la izquierda, Rozada con chaqueta en la semifinal. A la derecha, sin ella en la final. Arnaldo García/LOF

Pero nada más comenzar el choque se puso a diluviar y empezaron los problemas con el casco para el valenciano. El más importante era que se había empapado tanto que, al proteger también los oídos, no le dejaba escuchar nada. Soler no lo dudó y salió en la segunda parte con la cabeza descubierta. Se puede decir que le dio la vuelta a la superstición porque la suerte estuvo del lado del Avilés el resto del partido, con un penalti parado por Álvaro para ir a la prórroga. Así que, lógicamente, en el Cerro del Espino tocaba jugar otra vez casco y el resultado no pudo ser mejor.

Por otro lado, ver a Javi Rozada vestido de 'camuflaje' cada vez que tiene que cumplir una sanción se ha convertido en un clásico. Como dice que los árbitros lo reconocen, se había 'escondido' detrás de una chaqueta verde estilo militar y una gorra azul y blanca. En la vuelta de las semifinales repitió indumentaria, pero ese 'outfit' hubiese sido perjudicial para la salud bajo un intenso sol y calor en el Cerro del Espino. Tras el excelente resultado, el ovetense habrá concluido que la chaqueta no era el amuleto, sino la gorra, porque, además de protegerlo del sol, le dio buena suerte.

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