Decepción para empezar

El once de los azules no presentó sorpresas, con Tomeu Nadal en la portería y Obeng como acompañante de Borja Bastón en el ataque.

En los albores del encuentro el patrón respondió a lo esperado, con un Real Oviedo valiente e intentando presionar al Andorra, que buscaba tener el control del juego a través del balón. El resultado fue que el partido se jugara en el campo visitante y las escasas oportunidades de gol que hubo se produjeran ante la meta de Lizoain.

El sistema de los ovetenses tenía como una de las particularidades que los dos jugadores de banda del centro del campo, Viti y Borja Sánchez, se metían bastante hacia el centro para dejar espacio a las incorporaciones de los laterales, Lucas y Alonso Aceves. El ovetense estuvo más activo en esa faceta estuvo más activo el ovetense, aunque el mexicano se dejó ver en un par de ocasiones.

En el centro del campo Hugo Rama era el que más quería el balón, pero no acababa de conectar con los compañeros del ataque. Uno de los argumentos azules fueron las disputas que ganó Obeng con los defensores y que valieron un par de ocasiones para Borja Bastón, que no acertó en el remate.

Las escasas veces que los visitantes eran capaces de burlar la presión de los ovetenses llegaban combinando casi hasta el borde del área, pero ahí se acababan perdiendo en la atinada zaga ovetense.

El partido se fue espesando con el paso de los minutos y ninguno de los dos equipos era capaz de avanzar en el campo contrario. Los azules tenían mucha distancia entre líneas y los balones largos sobre Borja Bastón y Obeng no eran argumento suficiente para incomodar a los de Eder Sarabia que, poco a poco, cada vez se iban encontrando más cómodos en el encuentro y con la sensación de haber retomado el control.

Los de Bolo eran más intensos y ganaban más disputas, pero con el balón no acababan de encontrar los caminos hacia la portería andorrana. Eso y algunas pérdidas de balón en el centro del campo hicieron que la recta final de la primera mitad tuviera poco ritmo y ninguna ocasión de peligro. Las tablas que reflejaba el marcador al descanso eran fiel reflejo de lo que se vio en el terreno de juego.

En la reanudación el balón comenzó rondando las áreas y los dos equipos lo intentaron con disparos lejanos, pero estuvieron más acertados los porteros que los lanzadores. Bolo hizo pronto el primer cambio en busca de tener más desborde en el centro del campo y dio entrada en el terreno de juego a Marcelo Flores en sustitución de Obeng. Eso mudó el dibujo azul a un 1-4-2-3-1, que le permitía a los ovetenses tener más juego para enganchar con la delantera.

Al partido se le aflojó algo el corsé y entró en una fase más entretenida para los espectadores, en la que el mayor empuje de los ovetenses les hacía, al menos, trasladar el juego al área del Andorra que apenas era capaz de tener el balón como le gusta.

El técnico azul quiso refrescar el ataque dando entrada en el campo a Sangalli y Sergi Enrich, por Borja Sánchez y Viti, con lo que el equipo volvió a jugar con dos delanteros, pasando Marcelo Flores a la banda izquierda y Sergi Enrich a acompañar a Borja Bastón. Poco después también relevó la pareja de medio centros,mando entrada a Montoro y Jimmy por Luismi y Hugo Rama para tratar de volver a ganar el centro del campo.

Los ovetenses empezaron a dominar el partido y las ocasiones de gol se repetían. Un cabezazo de Sergi Enrich, un remate cruzado de Montoro y otro de Sangalli a las manos del portero fueron las primeras ocasiones para romper el empate, pero faltaba puntería y acierto en el remate.

Cuando el equipo parecía dispuesto a volcarse en el área rival, llegó la expulsión de Sergi Enrich con una roja directa, tras consultar el VAR, por una entrada de Petxarroman. Quedaban casi diez minutos para buscar la victoria en inferioridad numérica.

Cuando pasaban cuatro minutos del 90, a tres del final del encuentro llegó el mazazo para el conjunto azul. Un balón colgado al área lo cabeceó Pau para sentenciar el encuentro y echar un jarro de agua fría a la ilusión de la grada azul.