Tarde perfecta para los recuerdos y el homenaje a 'Dubo'
El Tartiere lució el ambiente de las grandes ocasiones para apoyar al equipo y para demostrar que la memoria del eslovaco sigue muy viva
Amaneció un día espléndido en Oviedo y el ánimo del oviedismo estaba con la flecha hacia arriba. Los más optimistas se agarraban al sueño del ascenso directo y el resto a amarrar la presencia en el 'play off'. Las camisetas azules llevaron la ciudad desde primera hora de la mañana y también las hubo del Zaragoza desde primera hora, en una jornada de buena convivencia.
La jornada tenía varios puntos de interés para los aficionados. El equipo femenino tenía una cita con el ascenso en la vuelta del 'play off' ante el Costa Adeje de Tenerife y aunque hubo que esperar al lanzamiento de los penaltis, el equipo de Andrea Suárez le puso el broche perfecto a su temporada con el salto de categoría y pone toda la presión en los chicos para cerrar una curso que sería histórico después de que el Vetusta saltase de categoría y el éxito de las chicas. Al descanso saludaron desde la grada y fueron aplaudidas por la afición.
Hubo buen tránsito de seguidores entre San Claudio y el Carlos Tartiere y el municipal ovetense lucio ambiente de cita importante. El recibimiento al autocar del equipo encendió la mecha que siguió con el salto al campo de los jugadores, con un tifo simple y sincero en el fondo norte. 'Azul y blanco , mi corazón'.
La emotividad llegó con e, recuerdo a Peter Dubovsky. Se van a cumplir 25 años de la muerte del futbolista eslovaco y la que era su pareja, Aurelia Caraba, y el mito del fútbol eslovaco Panenka hicieron el saque de honor en medio de una atronadora ovación, justo antes de recordar a la madre del director deportivo del Oviedo, Roberto Suárez, fallecida esta semana y por la que se guardó un minuto de silencio. Los 23.099 espectadores que estuvieron en la grada mostraron cierto desacuerdo en algunas fases del juego y cuando veían al equipo demasiado dominado por el Zaragoza, pero los ánimos se impusieron a las críticas. Con el pitido final, la fiesta cambió de campo. El Hermanos Llana recogió el testigo para que los veteranos del Oviedo y de la selección eslovaca se midiesen en ese recuerdo a Dubovsky, con la participación de Paunovic.
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