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Pintada en el coche de la ginecóloga Silvana Bonino, que trabaja en una clínica de Barcelona. R. C.

Coronavirus | Aplauso a las ocho, insulto a las nueve

Sanitarios y trabajadores de supermercados han recibido mensajes amenazantes de sus vecinos. La Policía lo investigará

ÁLVARO SOTO

madrid.

Jueves, 16 de abril 2020, 02:20

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Cuando bajó al garaje para coger su coche e ir a trabajar a su clínica de Barcelona, la ginecóloga Silvana Bonino se encontró lo que nunca hubiera esperado: las ruedas de su todoterreno pinchadas y una pintada que la llamaba 'Rata contagiosa'. Alterada, regresó a casa, le contó a su marido lo que había ocurrido y puso una denuncia ante los Mossos d'Escuadra. «No me lo podía creer, no entendía nada. Sentí sorpresa y tristeza por recibir este ataque», contó.

Los médicos, las enfermeras, los empleados de supermercados y todos los trabajadores que se dejan la vida, a veces literalmente (más de 20 sanitarios han muerto desde que comenzó la crisis sanitaria), para salvar la de los demás reciben a las ocho de la tarde desde los balcones el aplauso de los que están en casa. Pero cada vez más, decenas de profesionales se están encontrando con la incomprensión de una parte de sus vecinos, que creen que pueden ser un foco de contagio y se lo hacen saber con carteles, casi siempre anónimos, colocados en los portales o con notas dejadas en los buzones.

«Hola vecino. Sabemos de tu buena labor en el hospital y se agradece, pero debes pensar también en los vecinos. Aquí hay niños y ancianos. Hay lugares como el Barataria donde están alojando a profesionales. Mientras esto dure, te pido que te lo pienses». Con este recado en la puerta de su domicilio se topó Jesús Monllor, un médico residente de Tenerife que trabaja en el hospital de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real. «Es evidente que no esperaba este mensaje hacia ningún profesional sanitario. No creo que ninguno lo merezca. Nos partimos la espalda, con pocos medios, jugándonos la salud, para que todo el que entra por la puerta salga bien», respondió Monllor en las redes sociales.

Las protestas vecinales contra los sanitarios son casos aislados, pero la Organización Colegial de Enfermería ha querido denunciar a través de un comunicado «la baja catadura moral y manifiesta insolidaridad de aquellos vecinos que hostigan». El sindicato de médicos Amyts también ofrece cobertura legal ante unos hechos «escasos, pero inadmisibles».

La Policía Nacional ha tomado cartas en el asunto y ha avisado de que perseguirá como delitos de odio los mensajes contra los profesionales expuestos al virus.

A Clara Serrano, una enfermera de Cuenca, su casero, que además vivía con ella en el piso, le exigió que se fuera de casa tras dar positivo por COVID-19. «Me dijo que yo era una egoísta por no querer marcharme», ha explicado Serrano.

En Cartagena, a la cajera Miriam Armero le escribieron un anónimo pidiéndole que se fuese a otro sitio. Pero ella respondió: «La próxima vez, en vez de tanto aplauso a las ocho, tened un poco más de empatía por las personas que tenemos que trabajar y tenemos familia. Y en vez de dejar notas por debajo de la puerta de mi casa, me tocáis el timbre y os lo digo personalmente».

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