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El relojero de la Puerta del Sol, Jesús López. JAVIER LIZÓN / EFE

Las campanadas, por duplicado

El reloj de la Puerta del Sol recibirá 2019 en horario peninsular y se retrasará quince minutos después para celebrar el año nuevo en Canarias

DANIEL ROLDÁN

MADRID.

Lunes, 31 de diciembre 2018, 03:06

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La Puerta del Sol no se libra de las innovaciones que en diferentes lugares y épocas del año se hacen con la Nochevieja. Este año, el epicentro de las uvas tendrá protagonismo por duplicado. Además de los tradicionales cuartos y campanadas a medianoche, Canarias tendrá también su momento. El centro de Madrid se convertirá en la 'novena' isla del archipiélago, ya que el reloj de la Puerta del Sol dará también las campanadas en el huso horario insular.

«A las doce y cuarto retrasamos el reloj a las once y cuarto, volvemos a esperar que sean las doce y otra vez lo mismo. Caerá la bola y sonarán los cuartos, y en ese intervalo también se cambia la sonería porque, si no, en lugar de las doce, daría la una», explicaba el relojero de la Puerta del Sol, Jesús López, después de que los dos presidentes autonómicos -el madrileño Ángel Garrido y el canario Fernando Clavijo- presentaran la novedad de este año en el reloj fabricado en 1866 por José Rodríguez Losada. El relojero confesó que supone «bastante trabajo» para todo su equipo, pero le quitó hierro. «Solo es una noche y la gente está contenta. Es una noche de mucha alegría», apuntó el técnico, que también tiene que preparar las 'preuvas'. Son los ensayos a mediodía de ayer y hoy con la misma sonería que en la recepción del Año Nuevo -hay más distancia entre las campanadas-, y se han convertido en un atractivo para las familias, que prefieren la relativa tranquilidad de esas horas al bullicio de la noche.

Porque comer las uvas a mediodía se ha convertido en una pequeña ruptura de las tradiciones que permite ingerir las uvas evitando atragantarse a las doce de la noche rodeado de amigos y familiares frente al televisor. Ahora muchos optan por productos más fáciles de tragar, como gominolas o grajeas de chocolate. En Villarreal, por ejemplo, los agricultores han pedido a sus vecinos que no consuman uvas. No es que las detesten, pero prefieren que ingieran doce gajos de mandarina clementina, que es de la zona. Van a repartir unos 2.000 paquetes en esta localidad castellonense, unos 350 kilos de este cítrico.

Mientras los labradores castellonenses han pedido el cambio de uva por mandarina, otros apuestan también por los alimentos más cercanos y por adelantar la Nochevieja para no 'chocar' las con las uvas. En Isla Cristina (Huelva) han roto todas las tradiciones. Ni uvas, ni el 31, ni a las doce. Optaron por comer doce gambas a las 21 horas y el pasado viernes. El objetivo es el mismo que con la mandarina: promocionar ese excelente producto local. Lo llevan haciendo desde 2012. Sin salir de Huelva, en Lepe, hacen lo mismo, pero con los frutos rojos y con un poco más de retranca: lo llaman ensayo general de las campanadas. Pero para adelantados, en Salamanca. El 13 de diciembre celebraron el Fin de Año Universitario. 'Solo' se juntaron 30.000 personas de fiesta.

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