Carmen Moragas, en Gijón
La popular actriz, amante del rey Alfonso XIII, debutó en el Teatro Robledo con una comedia en seis cuadros de Luis Vélez
Sábado, 10 de junio 2023, 02:08
1923. Hace 100 años.
Era actriz, pero hoy pocos la recuerdan por eso, aunque en su debut gijonés, según EL COMERCIO, tuvo una actuación encomiable. De Carmen Ruiz Moragas se sabe hoy, y se sospechaba hace un siglo, que se entendía con el rey Alfonso XIII, y que de esas relaciones hasta nacieron dos hijos, Teresa y Leandro. Tan público fue el noviazgo, y tan grande el parecido entre padre y vástago, que en 2003 el bastardo del rey obtuvo de la Justicia el derecho a utilizar el apellido 'Borbón'. Cuando Moragas debutó en Gijón, hace ahora un siglo, llevaba unos siete años de relación con el rey, por lo que el título de la comedia con que se estrenó en el Robledo debió de dar que hablar: 'Reinar después de morir', de Luis Vélez Guevara y refundida por Francisco Fernández Villegas.
Pero esos comentarios, si los hubo, no quedaron por escrito en nuestras crónicas. De aquello, por descontado, no se escribía. Sí, en cambio, de que Moragas no llenó el teatro, pero consiguió dos buenas entradas en su debut, y que su personaje se llamaba Inés de Castro. «Difícilmente podrá hallarse mejor intérprete, pues hoy en día, después de la Guerrero, es ella la primera actriz que tenemos en España para cultivar el género clásico». El público opinó lo mismo que nuestro cronista, porque cayeron varias ovaciones, «especialmente en la escena culminante del penúltimo cuadro, y al concluir el cual tuvo que alzarse tres veces la cortina, para que pudiera responder a los aplausos que se le tributaron».
Murió con 39 años
Próspera, pero corta, fue la vida de Moragas. Con lo obtenido sobre el escenario, y ayudada por la amistad real, la actriz se subvencionó el palacete madrileño en el que murió con tan solo 39 años, a principios de junio de 1936. En su entierro, según cierta revista gráfica, «faltaron actrices. Hubo, en cambio, pueblo; coro anónimo y sencillo de mujerucas y muchachas que contemplaban silenciosamente el rostro de aquella mujer que se había marchado de la vida dejando en ella el perfume romántico de unos amores interesantes. Amores reales que por su intensidad novelesca parecían de leyenda». A buen entendedor...